Entre los profesores americanos, Alexander Lambert es uno de los de mayor prestigio. Desde hace más de veinticinco años ha estado en lo más alto en cuanto a la enseñanza e interpretación de la música se refiere. Un cuarto de siglo de minucioso y concienzudo esfuerzo que debe haber dejado su impronta en toda una generación de estudiantes y docentes de este país y que ha contribuido al progreso y desarrollo del arte en América.
Significa mucho tener un profesor nativo de estas cualidades que esté viviendo y trabajando entre nosotros. Un profesor a quien ni la adulación ni el ánimo de lucro pueden influenciarle o alejarle del principal objetivo que siempre ha tenido en mente. Ningún alumno que está bajo la supervisión del señor Lambert se escapa de un trabajo sólido y completo. Las escalas deben ser, voluntaria o involuntariamente, el pan nuestro de cada día del intérprete. La mano debe adoptar una buena posición con los nudillos firmes, y los brazos y el cuerpo tienen que estar flexibles antes de abordar el repertorio. El estudio técnico debe continuar durante todo el curso junto al estudio de las obras. La técnica por sí misma se estudia aparte de las composiciones. Y, ¿por qué no? ¿Se termina alguna vez la técnica de un arte? ¿Puede dejarse de lado y considerarse que ya se ha dominado por completo? ¿No debe mantenerse siempre activa?
"¿Ha visto algunos cambios en los objetivos que buscan los alumnos y en la forma de enseñar piano en Nueva York durante el tiempo que ha enseñado aquí?" - pregunté al señor Lambert en el transcurso de una reciente conversación.
"Es cierto que he visto alguna evolución" - respondió. "Pero, debo también decir que las condiciones para asistir a una clase de piano en América son muy particulares. Tenemos profesores excelentes, docentes que pueden salir airosos de cualquier situación y que pueden formar a estupendos artistas. Sin embargo, aunque un alumno vaya con el mejor profesor de este país, las opciones posibles son que él o ella todavía deseen continuar su formación con algún artista europeo. No están satisfechos hasta que alguien de un país extranjero les ha dado su visto bueno. Mientras esto sucede así con los pianistas de nivel avanzado, todavía es más evidente con los intérpretes mediocres. Incluso sueñan con las "ventajas superiores" (como llaman ellos) que implica estudiar en Europa. Puede que no tengan los conocimientos básicos necesarios ni que sean capaces de tocar una escala correctamente, pero todavía piensan que deben ir al extranjero.
¿Me pregunta si los estudiantes pueden obtener aquí una formación tan buena como en Europa? Es una pregunta un poco difícil de responder a vuelapluma. Estoy completamente convencido de que tenemos profesores en América que son igual de capaces que los que hay al otro lado del charco, y en algunos aspectos incluso mejores. Por una parte, son moralmente superiores, repito "moralmente". Por otra parte, son más rigurosos: se toman un mayor interés por sus alumnos y hacen más por ellos. Cuando se encuentra un profesor así, es cierto que éste desea un profundo respeto y gratitud por parte de sus discípulos americanos. ¡Pero, qué lástima! Rara vez experimenta esta gratitud. Después de haber dado todo por el alumno, convirtiéndole en un artista de los pies a la cabeza, el estudiante suele decir: 'Me voy a Europa para recibir clases de piano con un famoso profesor'. ¿Cuál es el resultado? Puede que el estudiante nunca logre nada y que jamás se vuelva a oír de él. Por otro lado, tengo alumnos en mi clase que han estado durante años estudiando con grandes maestros extranjeros, pero que tienen todo tipo de defectos, los cuales me cuesta muchos años corregir. Algunos vienen con un toque duro, tensión en brazos y cuerpo, errores en la pedalización y con un total desconocimiento de los principios fundamentales de la interpretación pianística."
POTENCIA SONORA SIN ESFUERZO
"¿Cómo enseño a los alumnos a sacar en el piano un sonido potente que no requiera esfuerzo? El secreto está en la relajación. Nuestro brazo es realmente bastante pesado. Se debe actuar de la siguiente manera: deja que los brazos caigan con todo su peso sobre las teclas y tendrás toda la fuerza que necesitas, siempre y cuando los dedos estén redondeados y firmes. Esa es la otra mitad del secreto. Los nudillos también deben estar firmes, especialmente el que está más próximo a la punta del dedo. Es obvio que no habrá potencia sonora ni brillo si este nudillo está flojo.
Enseño la posición arqueada de la mano, y para niños y principiantes trabajo la acción de los dedos. Al principio, los dedos deben estar elevados aunque no demasiado. Puede que algunos profesores no enseñen la acción de los dedos porque dicen que los artistas no la utilizan, pero si preguntamos a un pianista nos dirá que al comienzo de sus estudios tuvo que aprender a trabajar dichos movimientos. Hay muchas etapas en la interpretación pianística. Como he dicho, el principiante debe levantar bien sus dedos y articular para que estos se desarrollen y para obtener un toque bueno y claro. En el nivel intermedio, el alumno tiene el suficiente control de los dedos como para tocar el mismo pasaje con menos acción digital e interpretar con bastante claridad. En el nivel avanzado, el pasaje se puede tocar sin apenas movimiento perceptible, de manera que los dedos responden completamente a la idea que tenemos en nuestra mente.
A veces vienen estudiantes a mi clase que no saben hacer escalas aunque toquen obras complejas. Siempre insisto en que es necesario tener un completo conocimiento de las escalas y de los arpegios, así como estudiar seriamente el repertorio de J.S. Bach. Utilizo casi todo lo que Bach escribió para teclado, las invenciones a dos y tres voces, las suites francesas e inglesas, el clave bien temperado, y los preludios y fugas para órgano arreglados por Liszt.
Brower, H. (1915). Piano Mastery. Talks with master pianists and teachers. New York: Frederick A. Stokes Company.
Traducción: Francisco José Balsera Gómez