Por Cristina Saavedra, responsable de proyectos de Global Humanitaria en Costa de Marfil.
Dice la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada el 20 de noviembre de 1989, que “todo niño tiene derecho a la educación y es obligación del Estado asegurar por lo menos la educación primaria gratuita y obligatoria”. En Costa de Marfil alguien ha olvidado este derecho. El 50% de las niñas y el 38% de los niños no están escolarizados.
Los índices de analfabetismo en la población adulta no llevan mejor camino, especialmente en cuanto a mujeres se refiere: el 61% son analfabetas. ¿Y por qué no se hace cumplir este derecho? En el acceso a la información está la Libertad, y por tanto, cuanto menos sepamos más fácilmente manipulables seremos.
Y ya sabemos que a muchos políticos poco o nada les gusta que pongan en tela de juicio sus acciones y no-acciones (esto último es casi lo peor). Decía el pedagogo Paulo Freire que todos estamos capacitados para desarrollar nuestro pensamiento libremente con una conciencia crítica que nos lleve a una reflexión y de ahí a la acción. Y todo eso pasa por la Educación. Mal asunto para aquellos obsesionados con ver cumplidas sus directrices sin cuestionamientos.
El equipo de Global Humanitaria en Costa de Marfil constata las necesidades del pueblo marfileño y así descubre que las mujeres, especialmente ellas, llevan años luchando por un derecho que en su momento se les negó y se les niega todavía a muchas: el acceso a la Educación. Las niñas se despiden pronto del colegio, si alguna vez lo saludaron, para regresar a sus hogares y atender a las familias. Apenas ha habido tiempo para aprender lo básico.
Global Humanitaria trabaja por la escolarización de esas niñas y por devolver, a las que antaño lo fueron, un derecho robado. En los últimos años más de 2.000 mujeres saben ya leer y escribir. Han aprendido en los cursos de alfabetización que hemos puesto en marcha.
Empiezan a ver el mundo con una visión más amplia y comprueban, por ejemplo, que las transacciones en el mercado ahora salen a su favor. Ellas han arrancado la venda de los ojos de la Justicia que, por fin, ha visto que la balanza estaba descompensada.
El mundo no es, está siendo, y en el movimiento está el cambio.
Por mucho que algunos se empeñen en pisar el freno.
Imagen: Global Humanitaria/Sapharm