Alfeñique

Publicado el 12 diciembre 2013 por Crysolidan
1. Pasta de azúcar cocida y estirada en barras muy delgadas y retorcidas.2. Persona delicada de cuerpo y complexión.3. Remilgo, compostura, afeite.4. Valeriana.
(Artículo escrito por VitoCorleone, véase también artículo anterior)******
Todos hemos conocido algún alfeñique. El alfeñique es el hombre delicado, el muy delgado, el falto de vigor; el que nunca puede ni podrá auxiliar a la cocinera cuando la tapa del frasco de mayonesa esté fuertemente enroscada o cuando haya que cambiar de lugar un fardo de varios kilos.
Cuando se usa con este significado, la palabra alfeñique tiene una connotación despectiva, pues alude al tipo de hombre que es poco útil y cuya cualidad más notoria es su atonía muscular.
Pero esta palabra tiene su lado bueno y delicioso, porque también se llama alfeñique a un dulce de azúcar. En muchos países el alfeñique es una delicia de la confitería popular. Como en México, donde las tradicionales calaveritas del día de muertos son calaveritas de alfeñique.
Según el diccionario de la Real Academia Española, alfeñique es una pasta de azúcar cocida, pero también es una persona delicada, y un remilgo o afeite y también una planta herbácea.
Cervantes hace uso de esta palabra.
En un párrafo de Don Quijote de la Mancha la encontramos usada en su acepción de dulce de azúcar, pero no para traer a cuento su cualidad de dulzura, sino su condición de pieza frágil y delicada. El párrafo es el siguiente:
“…¿qué hermosura puede haber, o qué proporción de partes con el todo y del todo con las partes, en un libro o fábula donde un mozo de diez y seis años da una cuchillada a un gigante como una torre, y le divide en dos mitades, como si fuera de alfeñique…”
(Don Quijote de la Mancha, primera parte, capítulo XLVII)
En la cita anterior, Don Miguel de Cervantes se refiere al alfeñique con su significado de dulce, pero hace resaltar su condición de cosa deleznable, de su tendencia a romperse con facilidad, de “dividirse en dos mitades de una cuchillada”. No pone de relieve su cualidad dulce y sabrosa, sino su fragilidad.
Y lo mismo hacemos nosotros cuando en nuestro tiempo y en nuestro mundo contemporáneo nombramos al alfeñique. Al hablar del alfeñique le damos más importancia a su fragilidad que a su dulzura, y con esta palabra calificamos al hombre frágil o esmirriado o endeble o sin músculo.
No es la dulzura del alfeñique lo que hace que la mayoría de las veces lo saquemos a colación.; es su propensión a romperse ante el menor esfuerzo.
En menor proporción nos importa el alfeñique como dulce.
La dulzura es una cualidad del alfeñique, pero no recurrimos a ella para hacer comparaciones; en cambio si usamos su fragilidad para hacer comparaciones y analogías.
Su condición de deleznable, de delicado, de sin vigor es lo que con más comúnmente se pone de relieve las pocas veces que del alfeñique hablamos. Y si bien es cierto que escasamente usamos esta palabra en el habla cotidiana, también es cierto que no deja de ser una palabra hermosa y con una veteranía digna de encomio en nuestro idioma. ******
¡Gracias VitoCorleone!... ¡Hasta el próximo artículo rematado con fino ataurique! ;-)
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