He leído estos días "Las grandes mujeres" (Nórdica Libros, 2014) y "Antología mayor" (Hiperión, 2003), y me he empapado de los poemas de brisa con sal de Alfonsina Storni. Podría definirse como poesía de siniestra delicadeza, porque Storni crea poemas mientras da forma con sus manos al dolor que la está rompiendo y que no puede detener. Observa este dolor, lo analiza, lo describe y hace figuras hermosas con él a pesar de todo, pero no sabe cómo hacer que desaparezca.
LXVII
No volverás. Todo mi ser te llama, pero no volverás. Si volvieras, todo mi ser que te llama, te rechazaría. De tu ser mortal extraigo, ahora, ya distantes, el fantasma aeriforme que mira con tus ojos y acaricia con tus manos, pero que no te pertenece. Es mío, totalmente mío. Me encierro con él en mi cuarto y cuando nadie, ni yo misma, oye, y cuando nadie, ni yo misma, ve, y cuando nadie, ni yo misma, lo sabe, tomo el fantasma entre mis brazos y con el antiguo modo del péndulo, largo, grave y solemne, mezo el vacío...
A través de sus textos me la imagino tierna, antigua, inocente, ingenua y mentalmente muy bloqueada. Vivía como con la inercia, sin un objetivo claro, casi sin salida; de hecho, no hace otra cosa que jugar con la idea de la muerte. Sus conceptos recurrentes son el amor, la muerte y el mar, la muerte y el mar, la muerte y el mar, la muerte y el mar...
Crepúsculo
El mar inmóvil,
desprendido de sus mandíbulas,
exhala un alma nueva.
No tiene fondo,
buques hundidos,
almas, abrazadas
a sus algas.
Recién nacido,
la cara de Dios,
pálida,
lo mira.
Buques no lo escribieron.
Hombres no lo descifraron.
Peces no lo pudrieron.
Baja a buscarlo
el sol,
precipitándose en llamas
entre bosques violáceos,
y al tocarle la frente
abre puertas de oro
que calan —túneles—espacios desconocidos.
Escalinatas lentas
descienden al agua
y llegan, desvanecidas,
a mis pies.
Por ellas
ascenderé
un día
hasta internarme
más allá del horizonte.
Paredes de agua
me harán cortejo
en la tarde
resplandeciente.
Da la impresión de estar pidiendo a gritos expiar no sabemos qué culpas a través del dolor. En este enlace podéis aprender mucho sobre su trayectoria vital, que es clave para entender por qué escribía estas cosas y de esta manera. Inmigrante, ridiculizada desde niña, guerrera lingüística entre varios idiomas, madre soltera y dependiente emocional de un hombre casado, con quien mantuvo una relación frustrante. Lo tenía casi todo en contra para salir adelante, con el añadido de una época donde sus decisiones vitales la convertían en una mujer estigmatizada. Sin duda era una mujer culta, que escribía con mucha corrección y que presumía de referencias literarias de alto nivel: en sus poemas encontramos citas y alusiones a autores como Baudelaire, Rubén Darío, Gabriela Mistral o García Lorca.
¡Ven, dolor!
¡Golpéame, dolor! Tu ala de cuervo
bate sobre mi frente y la azucena
de mi alma estremece, que más buena
me sentiré bajo tu golpe acerbo.
Derrámate en mi ser, ponte en mi verbo,
dilúyete en el cauce de mi vena
y arrástrame impasible a la condena
de atarme a tu cadalso como un siervo.
No tengas compasión. ¡Clava tu dardo!
De la sangre que brote yo haré un bardo
que cantará a tu dardo una elegía.
Mi alma será el cantor y tu aletazo
será el germen caído en el regazo
de la tierra en que brota mi poesía.
¿Cómo llego hasta Alfonsina Storni? En el momento en el que escucho de casualidad "Alfonsina y el mar", una canción compuesta en 1969 por el pianista Ariel Ramírez y el escritor Félix Luna. Si bien la muerte de Storni es un misterio, se popularizó la hipótesis de que se había hundido en el mar buscando la muerte. A la versión original le puso voz Mercedes Sosa, y no fue hasta hace unos meses que Amaia Romero la superó con una versión propia. Personalmente, creo que la letra de "Alfonsina y el mar" supera con creces a cualquiera de los poemas de Storni, y que esta canción sobre su muerte es lo más hermoso que tenemos con respecto a su vida y a su obra. No tiene que ver con OT, de hecho este año otros concursantes la han versionado destrozándola: tiene que ver con la extremada sensibilidad de Amaia Romero, quien explora como nadie en los matices oscuros casi góticos de siniestra belleza de esta canción, creando una atmósfera densa e irrespirable pero a la vez aterradoramente hermosa a través de esos giros musicales, tan sombríos, y esa letra aparentemente sencilla; consiguió que me pusiera a sus pies sin poder dejar de escuchar este tema en bucle (el tema empieza aprox. en el minuto 1:30):