Alfred Jodocus Kwak hijo de Johan Sebastián Bach y Anna Kwak, es un pato amarillo con una bufanda roja que de pequeño vio morir a toda su familia en un horrible accidente de tráfico.
Nació en un mundo de dos dimensiones y las limitaciones que esto conlleva, pero eso lo trataremos en otro artículo.
Tras la muerte de sus padres es criado por un topo llamado Henk agente secreto de la CIA, ya que sus tios murieron por una enfermedad patológica: Su hígado de pato se lo comió encebollado un turista en un Mc Donalds.
Henk se lo lleva a vivir con él a su casa-zueco, donde todo parece que se ha hecho con zuecos de diferentes pies (la cama de Alfred es otro zueco, pero curiosamente ellos van casi todos descalzos.
Alfred se reponuso rápidamente de su traumática experiencia y Henk le apunta a la escuela de turno (también con forma de zueco) y allí conoce a los que serán sus mejores amigos (Henry el conejo y Ollie, la cigüeña) y también a su archienemigo Dolf, un cuervo pequeñajo y enfermizo al que todos odiaremos desde el principio por las marranadas que le quiere hacer al pobre de Alfred.
Alfred se hace más grande que Henk, se mete en la escuela militar de marinerito, viaja y en una de esas, varias escándalos sexuales.
Alfred se echa una novia patita de color (negro como el sobaco de un grillo) llamada Winnie.
Aquella se escondía de la poli porque huían de su país y del Apartheid. Alfred le ayuda y se lían. Son felices hasta que ella se hace cantante y le hace los coros al famoso Michael Duckson. Alfred se puso celoso por lo cual, decide ejecutarlos a los dos y enterrar los cadáveres en el jardín.
Ollie era su amigo del cole y de mayor es abogado y luego presidente del gobierno, el país pasa de ser una monarquía a secas a ser constitucional con Ollie de presidente. Alfred salva a las ballenas de los arponeros, Dolf se convierte en un clon de Hitler, etc). Luego hay otros asuntos menos serios como el imperio de los cantantes pop, lo bueno de jugar al ajedrez, el placer de viajar, etc.
Estuvo viajando durante cinco años de aquí para allá, zarpando de la bahía del pato y llegando a la Patagonia tres meses después. Hubiese llegado antes pero estuvo de aquí para allá de puta en puta pata en pata
El joven Alfred dedicó la mayor parte de su tiempo a ver pasar el tiempo a robar y la prostitución. Tomó notas escrupulosamente durante todo el viaje, y enviaba regularmente sus hallazgos a Cambridge en una botella con el mensaje dentro y aveces no llegaba a su destino.
Tenía nociones de geología por lo que en caso de necesidad le serviría para desfogar su necesidad sexual reprimida. A pesar de sufrir frecuentes mareos que le hacían parecer un pato mareado, él siguió viajando
En su primera escala, descubrió que uno de los estratos blanquecinos elevados en la roca volcánica se podía comer y se enganchó a su sabor, adicción que finalmente llevaría a su perdición.
Contempló con asombro la diversidad de la fauna que se podía follar y la flora que se podía fumar en función de los distintos lugares. Así, pudo comprender que la separación geográfica y las distintas condiciones de vida eran la causa de que las poblaciones variaran independientemente unas de otras, así que fue viajando para follarse y fumarse cosas nuevas.
Se dice que en México estuvo relacionado con la red de patos pederastas. Se le ha hallado seduciendo a patitas pequeñas, pero la policía siempre realiza intervenciones oportunas, aunque nunca ha llegado a prisión por sus importantes influencias con personas del mundo de la política, pero ya no fue nunca más el mismo y fingió su muerte para posteriormente desaparecer.