Llevaba tanto tiempo esperando poder vivir un concierto de mi buen amigo Alfredo González que, la verdad, hasta la mismísima mañana del viernes no empecé a asimilarlo. Han pasado ya más de dos años desde que descubrí a este escritor de servilletas asturiano, y aunque hasta hace unos días nunca nos habíamos saludado en persona, nuestro encuentro, más que el de dos desconocidos pareció el de dos viejos amigos que se vuelven a ver después de mucho tiempo. Alfredo no venía solo a Bilbao, contaba con la compañía del anfitrión Dani Merino y de su buen amigo Edu Vázquez, que se vino desde Oviedo para acompañarles en la gira que la semana pasada hicieron por Euskadi.
Una vez más, la cita era en el legendario Cotton Club, un local que sigue dando techo a las buenas canciones y se mantiene firme como un referente para la música en directo tanto en Bilbao como en el País Vasco. El concierto arrancó a las ocho y cuarto, con el diluvio universal amenazando en la calle y menos público del que esperaba y deseaba, para qué nos vamos a engañar. Personalmente me duele que la gente no se anime a acercarse a los conciertos, más aún cuando sé que los músicos que van a tocar tienen muchísimo que ofrecer y que merecerá la pena. Aún así, ni la lluvia ni el poco (aunque muy selecto, faltaría más) público borraron la sonrisa de la cara de estos tres amigos, que llevaban muchísimo tiempo queriendo tocar en Bilbao juntos y lo demostraron donde debían hacerlo, sobre el escenario.
Arrancó el Flaco de Turón acompañado únicamente de su piano y, me váis a perdonar, pero esta vez no pude permitirme el lujo de apuntarme el set list como hago en otras ocasiones. Desde el primer contacto de los dedos de Alfredo con el teclado yo estaba en el Cotton físicamente, pero mi mente volaba lejos, muy lejos de allí. Son tantas las emociones que me han despertado sus canciones a lo largo de los últimos años, que sentir su impacto directo en la cara me resultaba incluso violento. Las lágrimas se me asomaron con Dudas y Precipicios, me emocioné con el estallido final de A borbotones, sonreí con Fuera de control y comprobé que, efectivamente, Todos llevan disfraz es tan bonita como la imaginaba viendo los videos en internet. Pero la preciosa nana no fue el único tema inédito que nos presentó, y es que Alfredo tocó un tema que compuso en su viaje a Colombia con Pablo Moro que me voy a permitir titular Desordenados mientras nadie me corrija... ;)
"Dudas y precipicios"
"Todos llevan disfraz"
"Desordenados"
Pronto subieron a la tarima Dani y Edu, dispuestos a darle un empujón con sus guitarras a los temas de Alfredo y a presentar algunas de las que ellos llevan en los bolsillos. A Dani he tenido la suerte de verle unas cuantas veces y conocía de sobre su maestría con la guitarra y su cálida voz, pero la sorpresa que me llevé al ver cómo maneja la guitarra Edu fue mayúscula. Qué par de guitarristas, qué manera de jugar con las cuerdas, qué recursos... Con los tres en el escenario, se marcaron una versión espectacular de El túnel de Daniel Merino, con un solo de piano de Alfredo sencillamente sublime. A partir de este momento, los tres músicos empezaron a subir y bajar del escenario tocando canciones tanto de Edu como de Dani. El de Oviedo nos presentó algunos de sus temas nuevos además de Mil kilómetros y Georgina, otra de esas canciones que guardo desde hace años en el cajón de lo imborrable. Qué bonita canción, y qué buena la versión que se marcó con Dani. El asturiano demostró que tiene talento para dar y tomar y el de Getxo confirmó una vez más que conoce mejor que nadie los secretos que encierran las seis cuerdas de sus guitarras.
"El túnel"
"Georgina"
Uno de los grandes momentos de la noche llegó cuando Alfredo con su piano y Dani cubata en mano interpretaron Viento sur, hacía tiempo que no escuchaba algo tan bonito. Y otro momentazo, por supuesto, fue cuando el Flaco se abrió las tripas al piano con Retruque, incluyendo en el final un pedazo de esa maravilla que es Nos invaden los rusos. Pero si me tengo que quedar con un momento, no lo dudo ni un instante; todos tenemos una canción especial, la que nos apetece escuchar a todas horas y la que siempre nos emociona por más que pase el tiempo. Yo tengo unas cuantas, pero si tengo que elegir una, la más importante de los últimos años (y esto se le puede preguntar a cualquiera que me conozca), ésa es La povisa. Escucharla en directo me partió en dos, y que Alfredo me la dedicara y la volviera a tocar después de meses sin hacerlo, me llegó al corazón. Gracias.
"Retruque"
"A mi aire"
"La povisa"
La implacable hora del cierre se acercaba, y la última canción que soltaron al aire fue Vivos de frío, un broche perfecto a una tarde perfecta. Como suele pasar, se me hizo corto y me quedé con ganas de más, aunque estoy seguro de que no fui el único, y es que apuesto a que no les habría importado nada estar tocando otro par de horas más. Da gusto ver a tres amigos así encima de un escenario, ayudándose en temas propios y ajenos con una complicidad que transmiten al público, al que hacen sentirse como en casa. Fuimos pocos pero infinitamente afortunados. Momentos como el del viernes son los que le dan sentido a esta pasión por la música que llena mi cabeza de pájaros...
"Vivos de frío"
Gracias a Alfredo y Edu por acercarse a Bilbao, espero que valiera la pena, ¡la próxima en Asturies!. Gracias también a Dani Merino, un crack siempre, y cómo no, a Johnny, encantadísimo de conocerte, amigo. ¡Ah! Que no se me olvide, un abrazo gigante para David, que no se lo pensó dos veces y se vino desde Oviedo con su fiel cámara, mis ojos en Asturias. Un abrazo sincero a todos ellos, y que ésta haya sido sólo la primera de las muchas que han de llegar. ¡Sois enormes!