Fui uno de los espectadores que la noche del 6 de octubre de 2016 tuvo el privilegio de disfrutar en la Filmoteca de Murcia de “Sueños de sal”, documental dirigido por Alfredo Navarro (Novelda, 1982) ganador del Goya 2015. Ese día se estrenaba en Murcia -tierra que el director conoce muy bien, pues ha vivido y trabajado aquí algún tiempo- esta película cargada de sensibilidad que logró tocarnos el corazón. Sin caer en el sentimentalismo barato y con grandes dosis de verdad y humanismo, Navarro sorprende con un trabajo que también irradia esperanza e ilusión a partes iguales. Humilde y cercano, hablamos con un cineasta que afirma que lo más complicado de un director es “encontrar su propio sello
Alfredo Navarro mostrando orgulloso su primer Goya gracias al documental “Sueños de sal”, una historia de esperanza e ilusión en tiempos revueltos.
El documental es el hermano
El documental es otra manera de poder contar las historias. Sí que es cierto que en España todavía no es costumbre el hecho de ver documentales y a la hora de llegar a las salas está como discriminado. No tiene, en definitiva, la misma salida comercial que una película de ficción. Pero hoy en día, con las nuevas tecnologías, el documental y este tipo de proyectos están llegando más al público. Gracias a plataformas digitales como Neftlix o Filmin u otras muchas puedes tener este tipo de productos a tu alcance cuando en salas es impensable, a excepción de los dos o tres documentales de
Con “Sueños de sal” habéis iniciado un proceso de reapertura de salas de cine antiguas, ¿cómo ha sido este proceso?
La idea a la hora de rodar “Sueños de Sal” era hacer un proyecto solidario, en el que todo lo que se recaudara y generara el proyecto en sí fuera destinado a ayudar a la gente. Con esta iniciativa y con este pensamiento el equipo que ha grabado la película y el equipo que ha trabajado durante tanto tiempo no ha cobrado y ha cedido ese sueldo por una buena causa. Se firmó un convenio con Cruz Roja Nacional en el que nos comprometimos a llevar la película a todas las sedes de Cruz Roja a nivel nacional, que son aproximadamente 400 salas. El convenio incluye que la película se pueda proyectar en todas estas sedes. Esto hace que en pueblos donde no hay cine, Cruz Roja contacte con el Ayuntamiento y se junte con Cáritas para proyectar la película en salones de actos
Hablemos ahora del recorrido internacional de la película, ¿está previsto estrenarla en otros países?
El Goya que hemos obtenido nos ha dado un empujón para darle una segunda vida al documental. Ahora estamos en trámites para hacerla llegar a plataformas digitales, que es la salida hoy en día que te llega a todas partes. Sí que es cierto que al tener esta ventana de exhibición alternativa en salas no oficiales nosotros hemos zanjado un poco el planteamiento de ir a Festivales internacionales, aunque hemos ido a los Premios Platino –donde quedamos en la última fase dentro de todo el cine iberoamericano, lo cual ya es en sí increíble-.
¿Qué ha supuesto para ti ganar un Goya?
El Goya es el reconocimiento de la profesión y de los propios compañeros. Un festival normal y corriendo normalente con 4 ó 5 personas los que te votan. Los Goya no funcionan así. Los Goya son 1.500 Académicos, y los Académicos son los propios profesionales, los propios cineastas (productores, actores, directores…). Es la propia industria la que te da el premio, por eso es tan importante. Que 1.500 Académicos digan que tu película es la que se merece ese año el galardón es un reconocimiento por parte de tus compañeros de trabajo, por parte de la profesión. Y a nivel particular es muy bonito que te reconozcan el trabajo bien hecho, ya no sólo 4 personas que puedan ser Jurado, sino los compañeros de las “altas alcurnias”, de los grandes.
¿Qué sentiste cuando dijeron en plena ceremonia que eras el ganador del Goya?
El hecho de estar entre los 4 finalistas era ya impensable, y más sabiendo que era un proyecto que nace de lo más bajo, de mi propio pueblo, hecho con muy poquita gente colaborando. El hecho de que digan “estáis entre los 4”, frente a documentales con presupuesto mil veces mayor que el que tenemos nosotros, es ya un premio en sí. Yo llevo 13 años luchando por esta profesión y dices “al final lo he conseguido”. Cuando yo estaba estudiando cine en Madrid y nos juntábamos los alumnos y los compañeros a ver los Goya decíamos “algún día llegaremos”. Y ese día llegó. Ese día me di cuenta que a pesar de los momentos de flaqueza y de esos días en los intentas tirar
Alfredo Navarro en pleno rodaje de “Sueños de sal”, ganador del Goya 2015 al Mejor Documental.
¿Cuál ha sido el presupuesto oficial de la película?
La película puede rondar los 150.000€.
¿Ha cobrado el equipo de la película durante el rodaje? ¿Cómo fue el proceso de la banda sonora de la película?
Durante un año y medio largo no ha cobrado nadie de los que han colaborado en ella, a excepción de la parte de postproducción. Es decir, durante todo este tiempo el rodaje ha sido conmigo en el pueblo y la gente del pueblo. Y nadie ha cobrado, yo tampoco. Pero una vez que el proyecto creció, que ese cortometraje se transforma en largometraje y se pretende ir más lejos con él (como por ejemplo ir a Festivales), se contacta
¿Se puede vivir del cine en España? ¿Quiénes viven del cine y quiénes no pueden vivir del cine?
Se puede hacer cine en España, eso no signifique necesariamente poder vivir de eso. De todas formas vivir se puede vivir del cine siempre que tengas la cabeza bien situada, es decir, tú no puedes hacer una película si no tienes presupuesto para hacerla. Antes de hacer la película tienes que tener claro qué películas quieres contar, qué tienes para contar la película y si puedes acabar la película. Muchas veces la ilusión y las ganas hacen que emprendas un proyecto que de antemano sabes que no puedes acabar, que no puedes registrarlo
¿Qué opinas del 21% de IVA cultural?
En la Comunidad Valenciana estoy muy contento, porque ahora resulta que se va a hacer un bono cultural. Tú lo pagas y este bono te permite rebajarte el 21% para música, cine, etc. No quitan el IVA pero la Generalitat se hace cargo del IVA a través de este bono cultural.
A nivel nacional el 21% es una vergüenza porque te cargas la cultura. No se entiende que una productora porno tenga el IVA como si fuera un producto de primera necesidad y una película convencional lo tenga al 21%, cuando algunas veces los técnicos y profesionales que trabajan en un proyecto y en otro son los mismos. La cultura hay que acercarla a la gente. Si lo haces el público entiende que no es necesaria bajársela de internet ni piratearla. Siempre está la excusa de “me lo bajo porque está muy caro”. El español de por sí es pícaro. Si tú acercas la cultura a la gente le estás haciendo que la valoren más, por una razón. Mi mujer es profesora y antes de conocerme a mí veía un tipo de cine concreto, y cuando empezó a ver otro tipo de cine empezó a atraerle, y dijo “no es que no nos guste otro tipo de cine, es que no nos dan la oportunidad de verlo”. Esa es la cuestión. Si acercásemos la cultura a la gente puedes ofrecer mucha variedad.
¿Cómo podríamos acercar el cine español menos convencional al público?
Hoy día si no estás respaldado por una gran familia como Mediaset o Atresmedia, lo tienes muy difícil para llegar a las salas. Una solución sería que pequeñas salas, Filmotecas, museos o centros culturales apostasen por proyectar este tipo de cine alternativo, lo cual permitiría que la gente lo conociese. Que la gente, en definitiva, pueda ir a una sala y ver una película, independientemente de si luego le gusta o no. Pero de 20 que digan “esta no me gusta”, 3 dirán “oye pues me ha gustado”. Hay que acercar a la calle otro tipo de cine, un cine minoritario que está comprobado que también gusta. La gente descubriría con este tipo de cine otra manera de contar las cosas.
El cine como arte que es, tiene 2 puntos: el cine es industria, es cierto, y una industria que da trabajo mucha gente. Pero el cine también es arte. La gente tiene el prejuicio de que cuando paga 9 euros por ir al cine, este dinero se lo va a llevar el distribuidor de turno y el productor del puro. La gente visualiza un tío con una boina y un puro que es el director, omitiendo todo el resto de profesionales que trabajan en una cinta. A esta gente habría que decirle: “a ver, ¿tú tienes algún tío que sea carpintero o alguna prima o hermana que sea peluquera, maquilladora o electricista, por ejemplo?”. Cuando te dicen que sí, es cuando hay que advertirles que se están cargando la profesión de esos familiares. En el cine no está simplemente el actor de turno, el productor o el director –ni cobran una millonada, como erróneamente se piensa-. A estos peluqueros o electricistas les estás quitando el pan. Son trabajos de la calle, tíos que se manchan las manos, que no salen en las portadas de las revistas.
Podríamos decir que el cine español es como la Liga: está Messi y Ronaldo, pero luego están todos los demás. Esta semana, sin ir más lejos, hemos sabido que el 75% de los actores está en el paro.
Efectivamente. Está bien que haya gente que quiera disfrutar con Messi y al otro, y a otros que les gusta ir a verse un partido de segunda división o a verse una Copa del Rey. Hay gente que le gusta ver historias de su propio pueblo, por ejemplo. Siempre hay fútbol en los pueblos y la gente que está ahí son los más entusiastas. Y van a verlo y defienden su camiseta.
Cada director y cada realizador debe sentirse cómodo con su estilo, debe encontrar su punto y vender esa visión suya que, al fin y al cabo, es lo que nos diferencia a unos de otros: el punto de vista. Si tú tienes un punto de vista, una visión y un estilo concreto que llega a la gente o que pretende tocar la sensibilidad de la gente (no sólo entretener o hacer superproducciones), pues a lo mejor empieza por ahí. Mira el ejemplo de “Torrente”. Santiago Segura es el tío más listo del mundo: supo captar de donde veníamos (la dictadura) y burlarse de eso, conectando con el gusto del público.
En cualquier caso, lo más complicado en el cine es encontrar tu sello