
José María Sánchez -el otrora modesto comercial de vehículos- ha interpuesto una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Crevillente relatando lo sucedido y le monta la semana al hijo: unas veces van a la discoteca, otras acuden a la iglesia del pueblo, otras salen a contemplar el campo desde la distancia y otras terminan en la playa, donde el mar no tiene reservado el derecho de admisión. Ni la brisa.las personas con discapacidad (que dice un montón de cosas mullidas), fuentes de la Diputación Provincial de Alicante consultadas por este periódico salieron con palabras sin amortiguación. «Hasta última hora estuvimos viendo posibilidades, pero había que montar un dispositivo mayor y no era posible. Él no es un discapacitado normal. ¿Tú has visto una cama en un auditorio?».Alfredo, que habla a través de un micrófono ininteligible, nos acaba escribiendo unas líneas para que se entienda.Esta es la visión de un chaval que no ve, una mirada de abajo arriba: «Hay un montón de chicos como yo, muy bien preparados, dispuestos a gastar parte de su vida por nuestro país. Me han rebajado la ayuda en tres ocasiones, me deben mi asignación desde enero, tengo que pagar un montón de artículos (cremas, gasas, etc.) que son imprescindibles para mi complicada vida. Mis padres deben continuar ayudándome sin poder trabajar y con unos medios económicos muy limitados. Todo esto parece que no es importante para aquellas personas que desean asegurarse un buen salario durante cinco años en el Parlamento Europeo. No puedo consentir que nos sigan maltratando de la forma en que lo hacen».www.elmundo.es/espana/2014/04/22/535614d3268e3ec5478b456b.html
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