Hoy iba a escribir (una vez más) sobre Wert y otra de sus wertadas. Porque afirmó públicamente que Europa dijo, y al final Europa dijo que ella no dijo, vamos que le desmintió, y el asunto se convirtió en una prueba más de lo tontos que se creen los políticos que somos. Aunque quizá, el tema de Wert y la manera en la que tuvo Bruselas de calificar sus desacertadas declaraciones (como “basura”), tengan algo que ver con el tema del que, finalmente, voy a escribir hoy:
Éstas imágenes las he sacado con mi móvil esta misma mañana, de camino al trabajo. Son el panorama que refleja la Calle Orense después de nueve días de huelga de limpieza en Madrid:
Estamos a las puertas de la campaña de Navidad. Cada año, Madrid se pone guapa para recibir a un montón de visitantes por estas fechas, que quieren ver lo bonito que se pone el centro lleno de luces y adornos, dar una vuelta por la Plaza Mayor en busca de las figuritas perfectas para su Belén, tomarse un chocolate con churros o unas castañas asadas mientras pasea por Sol e ir de compras pensando en el destinatario de ése regalo especial por la calle Preciados y Gran Vía. Sin embargo, la mala gestión por parte de la Alcaldesa de la ciudad, la señora Botella, está haciendo que estas expectativas cada vez queden más lejos y que los comerciantes se sientan “amenazados” por un posible bajón en el negocio, de no solucionarse la huelga.
Y es que mientras la empresa y los representantes y trabajadores están a la greña, el organismo encargado de mediar, de proponer soluciones, de negociar y de buscar una solución coherente, el Ayuntamiento, no hace nada. Simplemente se sienta y espera, viendo como la ciudad se llena de basura, cómo las calles empiezan a oler como un estercolero, cómo se generan problemas de insalubridad y cómo en algunos barrios hay tanta mierda (hablando mal) que se acumula de acera a acera e impide el paso de coches, autobuses y peatones.
Y yo me pregunto hasta cuándo. Hasta cuándo va a haber quien eche la culpa a los huelguistas, cuando quien debe gestionar todo esto y quien tiene la responsabilidad política, va a permanecer sin actuar. Hasta cuándo vamos a seguir tragando con una gestión tan pésima. Hasta cuándo nos van a hacer creer que lo mejor para Madrid son ellos.
Hasta las elecciones de 2015, cuando todo sean buenas palabras, rebajas de impuestos y promesas al aire. Ahí sí que nos tendrán en cuenta, pero mientras nuestras calles se colapsan y exigimos soluciones, hacen, como siempre, que no nos oyen.