España vive momentos convulsos, momentos de cambios.
Parece que la ciudadanía cada día está más concienciada de que muchas cosas no
pueden continuar como están, que hay mucho por cambiar. Y una cosa en la que
parece que existe mucha coincidencia es en la necesidad de modificar la
relación con los partidos políticos y, sobre todo, con nuestros representantes.
Cambios estructurales en la política española que deberían ayudar a que
mejorara la percepción que los ciudadanos tenemos de los políticos.Y estos cambios estructurales ¿en qué se podrían
concretar?, pues para empezar en la modificación de la estructura de la
administración pública, que se concretara las competencias del Estado y de las
comunidades autónomas, así como la forma de elegir a nuestros representantes,
me refiero a la modificación de la legislación electoral (y de la propia
Constitución) para que los políticos estuvieran más cerca del ciudadano. Ahí se
abren las posibilidades, desde las listas abiertas, con la obligación de que se
celebren primarias en los partidos políticos, hasta las circunscripciones
unipersonales, opción por la que yo me decanto.¿Y cómo se pueden llevar a cabo estas reformas? Es
muy complicado responder a esta pregunta, pues ni Partido Popular ni PSOE
estarían a favor de estos cambios. Ellos, los actuales dirigentes de los dos
principales partidos están muy a gusto con esta situación, ellos se lo guisan y
ellos se lo comen…; y los partidos nacionalistas tampoco quieren oír hablar de
estos cambios, sobre todo de la posibilidad de cambiar el sistema competencial
del Estado y la relación con las comunidades autónomas.La única opción que veo posible es la coalición de
ciertos partidos políticos, principalmente Unión Progreso y Democracia y
Ciudadanos, junto a otros con menos presencia política como Sociedad Civil y
Democracia, en torno a un programa de mínimos, en el que se prevea la
modificación de la Constitución y del resto de leyes en el ámbito competencial,
de estructura del Estado y del sistema electoral. Es la única posibilidad que
encuentro para intentar llevar a cabo estas reformas. Y las elecciones europeas
pueden ser un buen punto de partida, una buena forma de tomar el pulso a la
ciudadanía. Porque algo habrá que hacer.