Hay quien se pregunta si Mariano debería dimitir por su reiterado apoyo al ex dirigente valenciano (llegó a decir "diga la Justicia lo que quiera, Camps va a ser el candidato en Valencia") o por sus últimos silencios cómplices. Opiniones personales aparte, no lo hará. Está demasiado cerca de la silla como para dejarla escapar por unos trajes, aunque solo sean la punta del iceberg de una trama corrupta. Y cuando se siente en ella, quien sabe si algún sastre recibirá el encargo de vestir de ministro al fiel, generoso y sacrificado amigo.
Hay quien se pregunta si Mariano debería dimitir por su reiterado apoyo al ex dirigente valenciano (llegó a decir "diga la Justicia lo que quiera, Camps va a ser el candidato en Valencia") o por sus últimos silencios cómplices. Opiniones personales aparte, no lo hará. Está demasiado cerca de la silla como para dejarla escapar por unos trajes, aunque solo sean la punta del iceberg de una trama corrupta. Y cuando se siente en ella, quien sabe si algún sastre recibirá el encargo de vestir de ministro al fiel, generoso y sacrificado amigo.