¿Algo que celebrar?

Publicado el 08 enero 2015 por Reino Reino De Series @reinodeseries

Celebremos que la ficción española vive un buen momento. Hace unos años todo eran dramedias familiares. Luego llegó El Internado y, a partir de ahí, casi cada serie nueva nos ha aportado algo diferente. Hemos vivido planteamientos muy interesantes, arranques de series desde cárceles chinas, desde estaciones de tren de principios del siglo pasado o desde un puerto africano.
Celebremos que, si bien hasta ahora la originalidad de las ficciones se ha centrado en el drama, últimamente también encontramos comedias con planteamientos diferentes. Sin ir más lejos, esta semana se ha estrenado Algo que celebrar, la nueva serie de Antena 3 que narra las aventuras y desventuras de los Navarro, una amplísima familia que siempre encuentra excusas para reunirse y celebrar. Vamos, como todas las familias. Hasta aquí, no derrocha originalidad. Lo sorprendente es que en esta serie, no vamos a vivir el día a día de esta familia como en cualquier otra comedia, sino que sólo vamos a vivir con ellos esos días en los que se juntan, esos días en los que tienen algo que celebrar.
Celebremos que, por fin, las cadenas se plantean abandonar los diálogos chistosos para apostar por la comedia de situación, por situaciones comprometidas en las que te ríes por los apuros que pasan los personajes y no por lo ocurrente de sus diálogos.
Celebremos que se hacen comedias fuera de plató, visualmente sólidas y atractivas.
Celebremos que Algo que celebrar es amable y no espanta.
Celebremos las buenas intenciones.
Y hasta aquí la fiesta.
Y es que, si sobre el papel Algo que celebrar prometía mucho, en la pantalla ha dejado mucho que desear.  No puedo negar que esperaba algo más del estilo Modern Family; la serie que narra el día a día de la familia Pritchett y también sus numerosas reuniones, celebraciones y vacaciones. Una familia que convierte situaciones cotidianas en un enredo increíblemente creíble con el que te puedes hartar de reír. Pero aunque los Navarro bien podrían ser los Pritchett, Algo que celebrar no es Modern family.
Algo que celebrar carece precisamente de lo más fundamental en una comedia: comedia. El ritmo es pausado, los acontecimientos se ven venir de lejos y la historia no se va de madre en ningún momento. No hay sorpresa, no hay emoción, no hay carcajadas. Por no haber, casi no hay trama.
Está tan bien hecha que la ves y quieres que te guste pero, al mismo tiempo, está tan mal hecha que al día siguiente ya no te acuerdas de qué iba el capítulo.
La audiencia ha respaldado el estreno, pero no creo que en Antena 3 tengan motivos para celebrar. A río revuelto, ganancia de pescadores. Simplemente tenían una caña con un cebo más apetecible que el de la competencia. Pero esto no quita que Algo que celebrar sea fallida.
Podríamos soñar con que la recortasen a los 20 minutos americanos. Desde luego, no le vendría nada mal bajar a los 50 minutos que duran las comedias españolas. En cualquier caso, necesita más acción, más enredo, más sorpresas... Es decir, un paso por talleres. Ese sí sería motivo de celebración porque de verdad creo que la serie no sólo se podría salvar, sino que podría convertirse en todo un referente. Aunque no cumpla, promete.
Mientras eso no ocurra, como diría Paloma San Basilio, la fiesta terminó.