Algo sobre la historia del reciclaje

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

El desperdicio no era un problema excesivamente importante antes del siglo XX. Los cubos de basura que dejamos a las puertas de nuestras casas y el triángulo con las 3 flechas pueden que sean cuestiones de nuestros días, pero las personas hemos estado reciclando materiales a lo largo de la Historia.

Los ingleses preindustriales estaban tan ocupados recuperando prendas de ropa, metales, piedras y otros materiales y dándoles nuevos usos que hay historiadores que han bautizado aquel periodo como la edad de oro del reciclaje.

Hasta mediados del siglo XIX, el papel se hacía en su totalidad a base de lo que hoy denominaríamos contenido posconsumidor, es decir, trapos usados. Durante la guerra de secesión estadounidense , las telas y trapos escasearon tanto que los fabricantes de papel importaron ¡momias egipcias! para poder usar sus vendajes de lino.

En la segunda mitad del siglo XIX tuvo lugar uno de los ciclos de reciclaje más largos de los que tenemos constancia

Durante buena parte de la Historia, los habitantes de la Tierra han producido una cantidad relativamente baja de basura. Los envoltorios, que ahora son los componentes más abundantes del flujo de residuos, apenas existían. La mayoría de los alimentos y mercancías se vendían a granel y poca gente tenía los recursos suficientes como para despilfarrar. La reutilización era una costumbre diaria. Se usaban los restos de comida para hacer sopa, y las familias alimentaban con restos a animales domésticos como cerdos y gallinas. La ropa vieja se remendaba, se hacía jirones para convertirla en trapos o se convertía en prendas nuevas.

En ausencia de obsolescencia programada, los objetos se reparaban, se desmontaban para aprovechar algunas de sus piezas o se vendían a vendedores ambulantes, que a  su vez los desmontaban y volvían a vender a los comerciantes del cristal, los metales, los trapos, el cuero y otros materiales.

Las personas con menos recursos rebuscaban por los alrededores de sus casas objetos desechados que pudieran venderse, como siguen haciendo hoy en los países en vías de desarrollo. Los objetos a los que no se podía dar ningún uso se quemaban. El reciclaje continuo de objetos usados no sólo permitía a las familias seguir adelante, sino que proporcionaba fuentes muy importantes de materias primas para la industrialización temprana.

Esta clase de sistemas informales de reciclaje empezaron a desaparecer a principios del siglo XX. Por una parte, la gentes empezaba a comprar más productos y envases de un solo uso. Por otra, se empezaron a introducir en las ciudades más populosas sistemas de recogida de basuras y se crearon vertederos municipales.

A partir de ese momento, los productos y los materiales que iban a formar parte de nuestras vidas tenían como destino el cubo de la basura

A finales de la década de los 60 se inició un cambio impulsado por el movimiento ecologista emergente. A los activistas les preocupaban las sustancias químicas lixiviadas desde los vertederos no regulados, les angustiaban las cantidades casa vez mayores de basura tirada por las calles y se mostraban convencidos de que estábamos agotando los recursos naturales de la Tierra a un ritmo alarmante e insostenible. En estos años, Rachel Carson publicó su Primavera Silenciosa donde trataba el daño que ciertos productos químicos estaban ocasionando en nuestro medio ambiente.

Y así, inspirados en la ética de la reutilización surgieron numerosos programas de voluntarios alrededor de la idea del reciclaje en los meses cercanos al primer Día de la Tierra, celebrado en 1970.

Pero en realidad el movimiento no empezó ser relevante hasta finales de la década de los 80 cuando despegó el reciclaje moderno. A mitad de los años noventa, la mayoría de los países desarrollados habían adoptado o estaban trabajando en leyes integrales sobre el reciclaje y anunciaban objetivos para reducir la cantidad de desechos que llegaban al vertedero.

Las comunidades empezaron a incorporar la recogida selectiva de residuos puerta a puerta y se potenciaron centros donde depositar residuos como parte de los programas municipales de gestión de residuos sólidos.

Empezaron a proliferar las empresas de transporte de residuos y se construyeron numerosas instalaciones para la recuperación y clasificación de los artículos reciclables que se recogieran.

Es decir, surgió el negocio alrededor del reciclaje y la recuperación de los materiales usados, y como se dice en una famosa película de superhéroes … ¡eso es otra historia!

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