No se que pensarán los amigos melómanos, pero los verdaderos trofeos están en este lote, porque ¿qué gracia tienen las nuevas ediciones en vinilo? Es cierto, esto es objeto de otro debate que no tenemos lugar aquí para profundizar. Lo cierto es que entramos en grandes y hermosas tiendas de discos. Europa todavía se da el gusto de mantener cierto handicap cultural (no sólo en este rubro, claro) y tiene con qué mimar a sus cultores del objeto- disco. En Buenos Aires, sin darnos cuenta, las cuevas han ido desapareciendo.
Berlín y Amsterdam respiran música y hay muy buenas tiendas. Recuerdo quedar impresionado por la onda de Record Friend (Sint Antoniesbreestraat 64) en la ciudad de los Canales y las bicis. Italia, bueno... a Italia nunca le interesó demasiado el rock y sólo pudimos encontrar disquerías en el hipeado barrio Pigneto, pero a precios llamativamente altos incluso comparado con las demás ciudades.
Sin embargo, como dato, la ocasión está en los mercados de pulgas de los fines de semana. Hay que rastrearlos en la web y tener la suerte de coincidir en esas ciudades los sábados o domingos.