Alguien dice tu nombre, Luis García Montero
Pese a la desafortunada portada elegida, trasunto de la España gris de 1963 en la que se desarrolla, esta novela es íntima, acogedora y cercana.
León, llegadas las vacaciones de verano tras su primer año en Filosofía y Letras, permanece en Granada en lugar de regresar a su pueblo. Un empleo temporal, en una editorial de venta de enciclopedias, será la puerta que le hará traspasar de la ingenuidad a la madurez. Allí conocerá a Consuelo, su primer amor: una mujer mayor que él con la que tendrá que negociar constantemente las condiciones de su relación.
Durante el verano, León irá escribiendo una especie de diario, un ejercicio literario para entrenar sus habilidades como escritor. Esa combinación de reflexión, sentimiento y disciplina, resulta de lo más interesante. Asistimos de su propia mano al proceso evolutivo de León -bastante rápido- y al de España -no tanto-; somos testigos de sus dudas y temores, de sus juicios y autocríticas, a la vez que observamos cómo busca su voz, su estilo, su identidad creativa.
“Salvarse de la mentira no significa solo demandar la verdad, sino aprender también lo que no se debe preguntar.”
“…la gente mediocre es más peligrosa que los malvados. Voy a escribir mil veces en mi diario que necesito huir de la mediocridad, huir de la mediocridad, huir de la mediocridad.”
Finalmente el autor nos regala, aunque no lo necesitemos -su lectura deja satisfecho, tanto en contenido como en continente-, un final bien elaborado, un plus inesperado.“Soy el dueño de unas premeditadas faltas de ortografía. Algunos profesores me afean que no escriba con mayúscula la palabra dios. Pero es mi manía, mi insolencia.”
En definitiva, una novela muy agradable a la que, insisto, solo le falla la portada.