«Todo cambia, pero nos quedan los recuerdos. Se levantarán edificios, se asfaltarán los arrabales, se urbanizarán los descampados, pero tú recordarás siempre la geografía de este verano. La realidad es una alegoría para la memoria. Todo lo que nos afecta permanece en nosotros, aunque se pierda en el tiempo.»
En el verano de 1963 España se muestra triste, espesa y encogida. El tiempo parece haberse detenido en el calendario y a todos les duelen los pies al caminar por la vida, como si les hicieran daño los zapatos. Pero en cualquier momento la suerte puede cambiar: por las grietas del presente gotea un poco de esperanza.
Este verano seco, caluroso y desatinado es el del despertar de León Egea. Alejado del ambiente claustrofóbico de su pueblo y herido por la literatura, comienza a trabajar en la editorial Universo y vive su primer amor. En los momentos difíciles es importante apostar por el futuro en cómodos o incómodos plazos. Porque el futuro no será de los indiferentes.
Pero hay que poner nombre a las cosas. Es lo que las hace reales, lo que les da consistencia. La ciudad detenida en el tiempo es Granada, Consuelo es la mujer bella e inevitable de la que se enamora León y el porvenir no lleva otro nombre que el del compromiso. Sí, todo empieza con el nombre.
Hoy vengo con mi primera novela que me leo de Luis García Montero, un escritor muy conocido, Alguien dice tu nombre.
León, nos va narrando en su cuaderno, pensamientos, reflexiones y sucesos que le van pasando día a día: como vende las enciclopedias, lo que pasa en los viajes para vender esas enciclopedias, como se enamora por primera vez, como era su vida antes y después de su paso por la editorial Universo.
Una de las cosas que más me ha gustado es que toda la historia pasa en Granada: parece que es una ciudad muerta, sombría, pero cuando menos te lo esperas te cambia todo y ya no todo es gris como te puedes imaginar al principio.
Es un libro corto, poco más de 200 páginas sin capítulos. Con una narración lenta, ágil, va profundizando en lo que va siendo en la vida, no se queda en lo que se ve, sino va más allá de lo que se espera. Una novela que necesita un tiempo para digerirla y llegar a entenderla. Como la he calificado, es una narración poética escrita en prosa que necesita de una valoración lenta para cuantificar el valor que tiene.
El pasado fin de semana pude acercarme, como ya sabéis, a la feria del libro en Madrid, y pude hablar un poquito con Luis, un hombre muy amable. Le comenté que tenía un blog, y muy simpático él me escribio esta dedicatoria:
En resumen, una novela de corte narrativo en la que mediante un diario, León, nos va introduciendo en su vida y en sus reflexiones; vamos viviendo todas sus aventuras y sus obsesiones; conoceremos a Consuelo y a Vicente, dos de las personas que cambiaran la vida de León. Poesía hecha prosa. Una joya que hay que asimilarla lentamente y sin prisa.