Aunque estemos todos de acuerdo que The Walking Dead se ha reivindicado en la tercera temporada como el representante televisivo del apocalipsis que tendría que haber sido desde el segundo episodio (su piloto, dirigido por Frank Darabont, es sencillamente perfecto), no es menos cierto que el capítulo que cerró la última entrega dejó mal sabor de boca a casi todo el mundo, por no hablar de los seguidores de la novela gráfica que veían cómo la serie se distanciaba definitivamente de un relato que ya conocían y amaban.
Y es que por si aún no os habéis dado cuenta, hace tiempo que logré ponerme al día con las viñetas de Robert Kirkman y, aunque no me considero un talibán de su obra, sí se podría decir que sufro un poco cada vez que la serie se aleja deliberadamente de un material de partida prácticamente inmaculado, por lo menos en sus primeros 100 números. De ahí que no pueda sentir nada más allá del puro terror ante la permanencia en parrilla de un personaje totalmente fuera de control como es El Gobernador (espléndido David Morrisey, eso sí), así como frente a la futura utilización -o evolución- de Tyrese y su grupo. Vamos, que el nuevo showrunner -el tercero ya-, Scott Gimple, tiene por delante una misión tan complicada como es mantener la intermitente calidad de la serie afrontando un contexto nuevo e inexplorado, ¿encontrará la forma de lograrlo?
La imagen completa, tras el salto.
La cuarta temporada de TWD llegará en algún momento de octubre.
/Vía Collider.
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