Algunas dificultades en la espiritualidad (extracto)

Publicado el 02 enero 2013 por Gabrielvl @gabrielvl05
Aparte de la Exposición en el III Simposio del Centro Mundial de Estudios Humanistas (CMEH), Un Humanismo para la Nueva Civilización, Sede Latinoamericana, Parques de Estudio y Reflexión  La Reja, 3 de Noviembre de 2012.
El Arq. Fernando A. García ha colaborado con el CMEH con “Occidente y los derechos humanos” (Perspectivas Humanistas, Anuario 1996, CMEH), “Humanism in India” (2009), “A una nueva civilización, una nueva espiritualidad” II Simposio CMEH, 2010), y “La imagen en la experiencia espiritual: el guía interno” (CEHBA, 2012).
http://fernandoagarcia.blogspot.com.ar/2012/11/algunas-dificultades-de-la.html
1.   La espiritualidad esporádica “en grageas”; frente a un modo espiritual integral de vivir. Las consecuencias que se derivan de una o otra posición son proporcionales al grado de compromiso vital con la espiritualidad. 2.   La espiritualidad “consumista”, que devora ávidamente “novedades” espirituales saltando de una a otra (aun dentro de una misma forma de espiritualidad), pero sin profundizar con permanencia en ninguna de ellas. 3.   La espiritualidad “privada”, como práctica estrictamente individual, sin comunicación con otros; frente a la espiritualidad como actividad también social con otros y para otros. 4.   La espiritualidad “caracol”, como fuga frente al mundo o frente a los conflictos de la propia situación existencial; frente a la que transforma el mundo y la propia vida. 5.   La espiritualidad “vieja”, que se disfraza de “nueva”, y con sus cambios de forma no cambia la sustancia de fondo; frente a una nueva espiritualidad para un nuevo mundo. 6.   La espiritualidad “conservadora” (y a veces fundamentalista), como regreso a un pasado idealizado, como repliegue y defensa ante el presente conflictivo, no como su superación y salto transformador a un futuro querido. 7.   La espiritualidad “oscurantista”, que opone la razón a la fe; opuesta a la que las reconcilia, poniéndolas al servicio de la vida. 8.   La espiritualidad “recreativa”, como forma de ocio, como actividad para el entretenimiento y la diversión; frente a la del compromiso social y personal. 9.   La espiritualidad “comercial” como un “recibir” en que todo gira alrededor del propio beneficio y termina en uno mismo; frente a la del “dar” desprendidamente en ayuda a otros. 10.  La espiritualidad “espectáculo” que se deslumbra con las vistosidades, que necesita escenarios y coreografías; frente a aquella humilde y de bajo perfil, que atiende a lo fundamental de la experiencia. 11.  La espiritualidad “diluida”, superficial y de consumo masivo; frente a la espiritualidad profunda que va a la raíz de la condición existencial humana. 12.  La espiritualidad “terapéutica”, como vano remiendo de una vida incoherente y contradictoria; frente a la espiritualidad como conversión del sentido de vida. 13.  La espiritualidad “sanadora”, como medicina alternativa para el cuerpo; frente la espiritualidad como tal. 14.  La espiritualidad “simuladora”, que disfraza otros intereses; frente a la genuina espiritualidad sin hipocresías ni dobleces. 15.  La espiritualidad “hedonista”, que se orienta según el placer que se obtiene de ella; frente al crecimiento espiritual, que no siempre y necesariamente es sinónimo de placer. 16.  La espiritualidad “turística”, que se orienta según los lugares, paisajes y escenarios en que se practica; frente a la que se practica siempre y sin importar dónde. 17.  La espiritualidad “ritual”, que deposita el valor en los ritos, observancias y actividades externas, pero sin mayores consecuencias internas; frente a la de un sentir y significado profundos que ponen al rito y la formalidad como secundarios. 18.  La espiritualidad “mágica”, como “fetiche” o “talismán” mágico, para obtener lo que se quiere sin hacer por ello y sin cuestionar los propios deseos; frente a la que no rehúye de la acción en el mundo y eleva el deseo. 19.  La espiritualidad “cosmética”, para embellecer y decorar la propia vida con un toque de espiritualidad (sobre todo si es exótica y de moda); frente a la espiritualidad de fondo que no se mira al espejo de la vanidad. 20.  La espiritualidad “de lo secundario”, que pone un énfasis desproporcionado en aspectos menores e irrelevantes; frente a la espiritualidad que atiende a lo primario, esencial y sustantivo. 21.  La espiritualidad “declamativa”, que se complace en hablar de dioses y divinidades, pero que no practica proporcionalmente para acercarse a aquello que declama. 22.  La espiritualidad “dialéctica”, que se usa como arma arrojadiza para agredir y discriminar a otros, y así autoafirmarse por contraste con ellos; frente a la que crea puentes de unión y reconciliación. 23.  La espiritualidad “encapsulada”, encerrada en sí misma y sus asuntos, mientras permanece indiferente al sufrimiento de quienes no comulgan con la misma; frente a la que se abre al mundo y abraza compasivamente a todos. 24.  La espiritualidad “supernova”, que agranda su propio “yo” (brillando mientras colapsa); frente a la espiritualidad que trasciende la propia personalidad.

Las mencionadas y otras más no se refieren a las formas de espiritualidad existentes, sino a las actitudes con que cualquiera de ellas se experimenta y practica.

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