La mentira de la historia de la humanidad persiste: si antaño se acepto el trabajo asalariado como un modus-vivendi para la supervivencia individual (con todas los causas nocivas que producía), en la actualidad se vuelve a repetir el engaño y se aceptará la vacuna para poder sobrevivir a un (supuesto) virus que siempre ha estado con nosotros.
La verdadera guerra no es de índole material sino espiritual. La conquista de los espíritus significa poseer las conciencias para poder esclavizar las almas de los seres humanos a partir de la fe en algo que se considere sagrado: patria, nación, religión, ideología o cualquier tipo de creencia.
La mentira es clara y nítida cuando uno se da cuenta de que los gobernantes existen para manipular a la sociedad y de esta forma preservar sus intereses y privilegios a costa de los gobernados.
2020: el año de la infamia, la sumisión y la obediencia absoluta. Todas las luchas del pasado carecerán de sentido cuando la sociedad haya perdido su humanidad. Ya no habrá vuelta atrás cuando la nueva civilización surgida de la era tecnotrónica se funde en la infamia de la mentira universal.
Ya dice el dicho que, "a río revuelto, ganancia de pescadores", y no sólo de la clase política sino también de las organizaciones, instituciones, multinacionales, y bancos que aprovechan la coyuntura para sacar rédito del estado de confusión y terror provocado por los Gobernantes.
Si algo ha puesto de manifiesto la "pandemia" es la corrupción y degradación sistémica de la sociedad. Todas las falacias del Sistema se sustentan a través de la corrupción generalizada que pervierten a la vez todas las manifestaciones disidentes que cuestionan y se oponen a la dominación y a la manipulación mediante la calumnia y el engaño. Toda opinión individual que no esté acorde con los intereses del Sistema (opinión pública) será tachada de anti-Sistema y por lo tanto difamada y menospreciada por los altavoces del Poder y después por sus fieles creyentes