Hace unos veinte años, cuando era un adolescente, una de mis pasiones era el fútbol. Me encantaba ver los partidos de fútbol por televisión. Leía algún que otro periódico deportivo nacional. Y por supuesto, jugaba al fútbol con los amigos. Una de las cosas que me gustaba hacer era seguir los partidos y toda la información que rodeaba al fútbol a través de la radio. Los españoles que lean esto sabrán a qué programas de radio me refiero: no me perdía ni Carrusel Deportivo ni El Larguero. En aquellos años me planteaba como opción de futuro el periodismo, y más concretamente el periodismo deportivo. Pero no fue así, y menos mal.
Con el paso de los años mi afición futbolera fue disminuyendo. No dejé de jugar al fúbol con los amigos, porque al fin y al cabo es una actividad física, pero si deje casi por completo de leer prensa deportiva y de escuchar o ver programas deportivos. ¿Por qué? Es muy sencillo. La prensa deportiva dejo de informar de los hechos más relevantes relacionados con el deporte. Hace veinte años, la prensa deportiva española se interesaba mayoritariamente por el fútbol, pero también por otros deportes como el baloncesto, el ciclismo, el tenis, etc. La cosa no ha cambiado mucho en la actualidad. Se sigue prestando más atención al fútbol, pero en grandes cantidades, como si fueran toneladas de comida basura que intentan meternos por la boca. Por consiguiente, el resto de deportes tienen una presencia testimonial, e incluso el baloncesto, el segundo deporte más importante en España, es irrelevante en el día a día de los medios deportivos, y solo tienen presencia cuando la selección española masculina obtiene algún éxito, o cuando la Liga ACB celebra sus finales.
La prensa deportiva en España se ha convertido con el paso de los años en algo enfocado al sensacionalismo. El fútbol tiene una presencia dominante. No hay suceso, por simple o intrascendente que sea, que no tenga sus minutos de atención en televisión o radio. Los periódicos deportivos nacionales se han enfocado sin disimulo alguno hacia sus potenciales lectores, esto es, los aficionados del Real Madrid o del Barcelona. En los últimos años hemos asistido a un vergonzoso y eterno debate entre unos y otros periodistas acerca de las virtudes de dos de los mejores jugadores de la actualidad, Ronaldo y Messi. Todo lo que hacen es mirado con lupa y comparado. Si Ronaldo marca más goles que Messi en una temporada, la prensa madrileña lo destacará hasta los extremos. Y lo mismo pasa con la de Barcelona hablando de Messi.
Lo peor de todo esto no es solo la forma y el tono en el que los medios deportivos tratan la información. Lo peor es que las personas que profesionalmente se dedican a ello han pasado de periodistas a forofos. No hay rigor alguno en sus escritos o testimonios y lo único que se busca es alentar a los lectores forofos de un lado y de otro. Unos van con Ronaldo y otros con Messi. Si Ronaldo jugara en el Barcelona y Messi en el Madrid, los periodistas de cada equipo cambiarían sus opiniones, porque lo importante no es la realidad, lo importante es que sus estrellas tengan la máxima presencia en sus medios.
Con este panorama a uno se le quitan las ganas de interesarse por el fútbol o el deporte en general. Cada vez que pongo los informativos deportivos de la sobremesa, como los de Cuatro o La Sexta, me acabo haciendo la misma pregunta: ¿por qué estoy viendo esta basura? El 80% de la información que ofrecen estánrelacionada con el Madrid y el Barcelona. Y en concreto con Messi y Ronaldo. Si Ronaldo ha hecho un caño a un compañero en el entrenamiento, lo repetirán dos o tres veces. Si Messi toca el balón en el entrenamiento del Barcelona, tendremos las oportunas imágenes, para que la veamos todas las veces que hagan falta. Cuando ambos personajes públicos han tenido problemas extra deportivos, allí han estado los medios para informar y sobre todo para valorar los hechos sin rigor alguno. Y eso marca normalmente lo que intentan mostrarnos en estos informativos: Real Madrid y Barcelona, Ronaldo y Messi, y luego el resto del deporte.
Resulta muy triste comprobar como la prensa deportiva española ha sucumbido a las características de la prensa sensacionalista más vergonzante. Los programas llamados del “corazón”, marcaban la tendencia en este aspecto, pero la prensa deportiva ha tomado los mismos mecanismos para vendernos una bazofia para nuestro entretenimiento. Son los creadores de ciudadanos planos y borregos, que se arriman a su amor demencial por un escudo, y que se tragan todo lo que su medio afín les ofrece. Los efectos colaterales van más allá de esto, porque el nulo interés por otras disciplinas impiden que otros deportes crezcan en audiencia, con lo que las competiciones nacionales se desarrollan con precariedad. Por no hablar del deporte femenino cuya presencia en los medios no llega ni a testimonial.
Con todo esto doy gracias por no haberme dedicado al periodismo deportivo. Debe ser muy duro prepararse para esta profesión y acabar dedicando tu tiempo laboral a informar del último coche con el que ha aparecido en el entrenamiento la estrella de turno.