El culto a la imagen o al Yo en la sociedad capitalista en su faceta psicológica determina el carácter del individuo, es de decir, su pensamiento y voluntad son producto de agentes externos que invaden su espíritu a partir del fetichismo de la mercancía y el dinero que le otorgan poder (para la lucha por la supervivencia y adaptación al sistema de dominación) y a la vez se reflejan en él para cosificarlo como objeto para la pugna (a veces fingida y otras no) y consolidación de otros sujetos (detentores minoritarios del Capital) por el Poder absoluto.
Si te quitan la libertad te quitan la dignidad, si te que quitan la dignidad te quitan la humanidad, si te quitan la humanidad te quitan la vida.
El dinero, o para ser más exactos, la acumulación de éste, representa y proporciona la seguridad que causa la falta de confianza en uno mismo y en el prójimo.
Por muy limitadas que sean las habilidades, cualidades o el pensamiento de un individuo, la potencia creadora que haya en él y que lo distinguen de sus semejantes, será lo suficientemente necesaria para trabajar de forma autónoma y no depender de ningún agente externo, ya sea del empresario o Estado como trabajo asalariado en la actual producción capitalista.
La imposición de ideas llevada a cabo por la Autoridad (que ejerce el monopolio de la información) suprime la libertad de pensamiento y genera conflicto entre los hombres, un nuevo derecho basado en la igualdad tendría que prescindir de la Autoridad y desarrollar nuevas formas de relación basadas en el equilibrio de las ideas.
Una de las causas del miedo a la muerte es una vida sin sentido.
El capitalismo se consolida por la meritocracia que representa a los mejor adaptados de la sociedad al sistema de dominación.
El Poder es consecuencia del miedo.
En la pugna por el Poder las élites necesitan la connivencia de la mayoría para el gobierno de la sociedad.
Sé el autor de tu vida.