Vamos a ver si alguien se sorprende:
- Aproximadamente el 85% de los profesionales sanitarios no se vacuna contra la gripe, a pesar de estar considerado como grupo de riesgo y tener prioridad. Además, el 45% tampoco se vacuna contra enfermedades consideradas graves y fácilmente transmisibles en accidentes por pinchazo, como la hepatitis C. (Yo no me vacuné para empezar el servicio en el hospital). Un 40% no pone a sus hijos todas las vacunas previstas en el calendario de vacunación, sino sólo las que considera importantes, efectivas o poco peligrosas. Las de la varicela y el virus del papiloma humano son de las menos apreciadas.
- Aproximadamente el 95% de los profesionales sanitarios eligen medicarse o automedicarse con fármacos habituales de efecto analgésico o antiinflamatorio (Paracetamol, Ibuprofeno, Nolotil...) cuando padecen dolores. Sin embargo, creen que son dañinos o muy dañinos para "el organismo" o para el hígado en particular. No parecen contemplar otras alternativas para el control del dolor.
- En los planes de enfermería se reconoce el poder de los ejercicios de respiración controlada para calmar el dolor y la ansiedad de los pacientes. Se recomienda a los profesionales conocer estos métodos y guiar e instruir a los pacientes para su realización. De esta forma se les da una herramienta completamente inocua, gratuita y segura que fomenta su independencia y mejora su calidad de vida. El porcentaje de aplicación y enseñanza de estos métodos ha sido del 0%.
- Aproximadamente el 80% de los profesionales sanitarios afirma que no quiere ser ingresado en un centro hospitalario en caso de enfermedad crónica o vejez.
- El 100% de los profesionales sanitarios cree que cuando un paciente empieza a ver parientes fallecidos o hablar de manera insistente de ellos, su estado es crítico incluso aunque clínicamente no haya empeorado. De hecho piensan que es muy probable que muera. Creencias al margen −¿aparición o alucinación?− es un pensamiento arraigado.