Todos recordamos el Drácula creado por Bram Stoker. Es el más famoso de los vampiros de la literatura, convertido en el prototipo del clásico hombre vampiro moderno, elegante, misterioso y sediento de sangre humana.
Sin embargo, quizá no sepas que el Drácula de Bram Stoker está basado en Vlad Tepes, en rumano (Vlad el Empalador), Príncipe de Valaquia, no conocido precisamente ni por su excesivo humanismo ni por su amor al prójimo.
Durante muchos años Drácula fue conocido y temido en el Principado de Valaquia, al sur de la actual Rumanía, por su impredecible y desenfrenada crueldad. Por supuesto no bebía la sangre de los cuellos de sus víctimas, pero fue responsable directo de miles de sangrientas y crueles ejecuciones, asesinatos y empalamientos, prácticas con las que parecía disfrutar, y que han sido confirmadas gracias a manuscritos del siglo XV.
Sin embargo, sobre él, hay dos puntos de vista opuestos. El primero es que el Empalador era un loco sádico que disfrutaba con el sufrimiento y vejación de sus víctimas. De acuerdo con el segundo punto de vista, fue un heroico luchador contra los odiados invasores turcos, y en el contexto de dicha lucha, los crímenes cometidos contra su propio pueblo fueron consecuencia de la cobardía de algunos de sus vasallos.
Fuera por la razón que fuera, antiguos manuscritos describen con todo detalle la crueldad del príncipe, y Husmeando por la Red lo comparte con sus lectores.
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