Puntualizar algo muy serio sobre nuestro reportaje "Cógela, cógela".
A decir verdad no podemos omitir el alcance que ha tenido nuestro artículo "Cógela, cógela", que ha sido totalmente cuestionado negativamente, censurado y malinterpretado por una serie de fervientes defensores de la moral caribeña, que nos han arrojado a las fauces del "demonio" por entender que hemos sido blasfemos con lo que ocurre en su "país ?" ( faltaría saber al país que nos referimos). Nada más lejos de la realidad, ya que no sólo afirmamos, corroboramos e invitamos a contrastar lo manifestado, sino que nos manifestamos a retar a aquell@s que dicen que exageramos, y que apostillan debemos mirarnos en nuestros propios espejos para hallar la verdad in situ, aludiendo a España como un país en el que la comisura del pecado en un gran túnel del délito que aparece en cualquier lugar, olvidando quien nos provoca, que son muchas las aludidas procedentes de ese origen caribeño y otras de cualquier parte del mundo, quienes protagonizan y estimulan una prostitución incursa en la globalidad que los mercados emergentes del sexo son interesantes para acoger y explotar el negocio de la carne, y complacer el deseo en manos de mujeres hermosas, de las que no hay que olvidar, apreciador lector acusador de nuestros principios neutrales, son tan víctimas como usted por considerar que tampoco entiende nada y se deja llevar por su conciencia mal estructurada, lo que nos llega a una conclusión: No negamos ni parcialmente, ni totalmente nada, salvo el pundonor que asiste a quienes nos leen con la razón del entendimiento por ser ese el único camino de la verdad que cualquiera puede seguir.
Hay algún cromosoma dañado en la información génetica del individuo que hace que parpadeen y de forma convulsa sus decisiones con respecto a su presencia en el mundo, no guardando respeto alguno por convicciones que no entiende, desde llegar tarde por olvidarse que tienen un reloj en la muñeca (que podría ser una maraca o un sonajero), a acostarse con cualquiera porqué le ha caído mejor la caída de su mechón de pelo desde hace un minuto, a entender que el mejor experimento de su vida es tener un número ingente de hijos.. y de amantes, familiares o conocidos. Y ni que decir tiene esa santa costumbre de poner a "díos" por testigo, utilizar los sálmos que jamás entenderán, darse un abrazo hipócrita, no entender que hace una semana estuvo a punto de segarle el cuello con un cuchillo de plástico a su mejor amigo por haber bebido un poco más de ron de lo habitual, y confesarse delante de un muro en el que parece un grafiti de un predicador, para lamentarse una y otra vez de que su ignorancia es culpa de la falta de comprensión de los "blanquitos mulatitos", a los que odian internamente por creer que son los principales causantes de su diferencia racial.
Por todo ello, apreciadores interlocutores que nos han honrado con sus comentarios nada complacidos, decirles que si vuelven a leer el artículo, observarán que ahí y en todo el mundo sucede lo inevitable que conlleva vivir en un país pobre, sin esperanzas y falsas promesas de los políticos y esas cunas de falsedad llamadas organizaciones no gubernamentales, que nada hace pensar en el recorrido del texto, una exclusividad autóctona y definida, ni tan siquiera un abismo en el que pueda caer nuestr rechazo ante las premisas de lo inevitable que hemos tratado de describir con sumo pesar.
Y otra cuestión, en ningún momento hemos citado al país por el que ustedes se dan por aludidos, lo cuál quiere decir que sarna pica cuando se sabe de donde procede el mal.. que si quieren, con cultura y paciencia, predisposición y orgullo de asumir los males de su país pueden remediar.