Para morir de la risa, Alicia Alonso, la amiga entrañable del dictador Fidel Castro, recibe el reconocimiento del callejón del que nada sabe.
Fingiendo una emoción sospechosa e invisible, pues permanece con sus ojos cubiertos por espejuelos oscuros, Alicia Alonso, quien de por vida se desentendió de lo afrocubano y jamás le dio cabida en la dictadura de su ballet clásico, recibe el homenaje de un proyecto cultural resistente y marginal: El Callejón de Hamel en La Habana.
El video muestra una Alicia presuntamente conmovida con el toque de los tambores y el estilo afroantillano.
Con información de Cubanet.
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