¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas? Pues ya vamos teniendo varios ejemplos donde está máxima no se cumple y la película de la que os voy a hablar en las siguientes líneas, es un buen ejemplo de ello.Ripley ha sido hallada y rescatada en las profundidades del universo donde quedo vagando tras la batalla en la Nostromo a bordo de una nave de escape. Es informado de que ha pasado 57 años en hibernación, y que hasta su hija ya ha fallecido. Unos misteriosos mensajes desde la colonia LV-426, despiertan el interés de la Weyland (la empresa para la que trabaja Ripley), y es contratada de nuevo para ir misión junto a los marines y rescatar a los supervivientes de la colonia. Por supuesto, los motivos de tal misión para la Weyland, no son tan honestos, y pretende conseguir ejemplares de la misteriosa raza descubierta por Ripley y la tripulación de la Nostromo, pues para ellos, no es más que una nueva arma que desean tener en su poder. Y como no podía ser de otra forma, la expedición es más complicada de lo que en un principio parece, a pesar de contar entre sus filas de los mejores y más valientes marines del espacio.
Una película a la que hay que recurrir de vez en cuando y hay que mantener fresca en la memoria, pues un lujo que ha envejecido estupendamente, y que nos dejó una de esas frases míticas, muchas veces repetida a lo largo no solo del cine, sino que cualquiera aprovecha para usar de vez en cuando: Aléjate de ella, ¡zorra¡