Cuando se realiza una actividad física intensa, nuestro organismo pierde unas moléculas que son fundamentales para el equilibrio celular. Se trata de los electrolitos. Por este motivo es muy importante reponerlos.
Por qué son importantes los electrolitos
Los electrolitos son minerales que se encuentran en nuestro organismo y que van a intervenir en el correcto funcionamiento de nuestras células. Son las sustancias encargadas de mantener a nuestro cuerpo correctamente hidratado y además influyen también en el funcionamiento de nuestros músculos.
Durante una actividad deportiva, si se produce algún déficit de electrolitos es cuando aparecen las pájaras, deshidrataciones y calambres. Los electrolitos más importantes que tenemos en nuestro organismo son el sodio, el cloro, el potasio y el magnesio. Vamos a ver en qué alimentos vamos a encontrar cada uno de ellos.
Sodio
El consumo elevado de sodio es perjudicial para el organismo. Es una sal que va a tender a retener líquidos en nuestro organismo, ayudándolo a tenerlo hidratado.
Nuestro organismo lo expulsa principalmente a través del sudor, y para reponerlo es recomendable tomar alimentos salados, como por ejemplo una sopa o cualquier otro alimento que contenga sal.
Cloro
El cloro es un mineral que va de la mano con el sodio, y se encarga también de mantener el equilibrio de los líquidos de nuestro organismo, como por ejemplo la sangre. Al igual que con el sodio, no hay que abusar en su consumo, ya que puede resultar perjudicial para la salud.
Podemos encontrarlo en alimentos nautrales como el tomate, la lechuga y las aceitunas. Por supuesto también lo encontramos en la sal, por lo que cualquier alimento salado lo va a contener.
Potasio
Este mineral juega un papel muy importante en la contracción muscular, en el correcto funcionamiento del corazón y en la presión sanguínea.
Magnesio
Al igual que el potasio, este electrolito juega un papel muy importante en la contracción muscular. Cuando hay déficit de magnesio y de potasio es cuando aparecen los temidos calambres musculares.
Este mineral lo podemos encontrar en alimentos como las nueces, el apio o las lentejas.