Hora de volver a los fogones. Tiempos convulsos, difíciles y que han requerido toda mi atención parecen me hicieron abandonar temporalmente este palacio mental que es el blog. Pero había que retornar a la cocina, ese paraíso que nos catapulta a un estado de tranquilidad y que nos desconecta de la realidad unos instantes.
Pronto retomara las cine-recetas (que son el sello de esto) pero para ir abriendo boca, os dejo unas espectaculares alitas de pollo con teriyaki que os harán relamer los dedos hasta la falange. No miento si os digo que todo ese dulzor, esa "pringosidad", esa espesura aromática, hace salivar el paladar más crítico. Lleva su tiempo conseguir que la carne se desahaga como la mantequilla en vuestra boca, pero la paciencia manda en esto de los fogones, así que armaros de ella, disfrutar de los olores, de los sabores y de la compañía que tengáis cerca. Una receta ideal para celebrar buenas vibraciones.
Gracias a tod@s los que me habéis mostrado vuestro apoyo y ánimo en momentos complicadillos, os amo cibernéticamente. Ahora sí, había ganas de gritar de nuevo... ¡Mandiles arriba!
Ingredientes
- 12 alitas de pollo de corral
- Sal y pimienta negra molida
- 120 grs de salsa de soja baja en sal
- 150 grs de miel
- 1/2 cebolla roja en juliana
- 1 cda de jengibre molido
- 1 diente de ajo
- Chile picado (opcional)
- 1 chorrito de Vinagre de arroz
- 1 vaso de agua con Maicena
- Cebolleta para decorar
- Sésamo o ajonjolí
- 1 hora
En otro bol vamos preparando la salsa. Añadimos todos los ingredientes y removemos bien para mezclarlos. Id probando el punto hasta que esté a vuestro agrado. Más o menos picante, un toque más de jengibre, tal vez añadir algo de cítricos... Vuestro paladar es sabio, hacedle caso.
En una sartén amplia disponemos las alitas. Vertemos la salsa por encima (cubriendo bien todos los trozos) y ponemos a calentar. Tapamos y dejaremos que suba el hervor y luego bajaremos el fuego. El truco está en que se cocine a fuego lento durante bastante tiempo, como 1 hora.
Pasado el tiempo sacamos las alitas temporalmente. Añadimos un vasito de agua con una cucharada de Maicena diluida a la salsa y subimos el fuego. Vamos a espesar la salsa unos minutos.
Reincorporamos las alitas a la sartén y mezclamos bien. Que toda esa espesa y deliciosa salsa impregne bien la carne del pollo.
Ya solo nos queda emplatar esa maravilla. Disponemos las alitas en un plato amplio, espolvoreamos por encima un poco de cebolleta y el sésamo tostado. Nos hacemos con un buen surtido de servilletas y a devorar. La carne se deshace en la boca... ¡Que aproveche, hitchcookian@s!