Tras ser alertada por Cerán, del problema que puedo tener en el huerto, he decidido decantarme por una estrategia “Paz y Amor”.
Sí, los otros tomates vieron cómo me hacía con el primero y, claro, la venganza ya está cantada.
Voy a intentar derrochar amor a raudales para que los tomatitos se confíen. Ellos no saben que los seres humanos tenemos una cierta incapacidad de cambio. Nos cuesta. Les parecerá que estoy cariñosa pero, por dentro, estaré pensando en mis fantásticas tijeras de poda…
Es posible que , al final, les coja cariño. Ya se verá.
De momento, les he decorado el huerto, les he puesto la canción de marras ( una vez la oyes, te guste o no, la canturreas en bucle aunque sólo sea el estribillo) y he alabado su variedad de matices y colores.
Les he dicho que eran tomates fashion... ; – )
Menos uno, que me ha mirado mal, el resto se lo han tragado.
Ah! La canción.