El poeta no habla, no cuenta, el poeta canta prosa, crea castillos de aire pintados de rosa, cumple condenas de besos ideados.... que se enredan en los largos y desordenados cabellos de las cosas.
Es de azúcar su alma toda, todas sus palabras vuelan las intrincadas cavernas encaladas con blancas cañas de mis pensamientos volubles como agua, de mis laberínticas estancias huecas.
De azúcar moreno su voz serena, de azúcar quemada...de caramelo... cuando se pasea como humo de tabaco por los pasillos de mis ideas condenadas a sus eternos abrazos soñados, y sus imposibles cadenas....
Es él el poeta del alma de alas blancas espolvoreadas de miel y canela, el que arranca el llanto escondido y la risa blanca de la faz más tierna.