Estoy saliendo de la iglesia en donde me acabo de casar. No lo parece porque voy vestida de negro. Me hubiera gustado casarme de blanco, pero así son las cosas, como son. Y el luto es el luto. Salgo del brazo de mi Antonio, que está de guapo… Se iba a casar con el uniforme de chofer, que le sienta estupendamente, pero como es pal trabajo, mi hermana y yo hemos dado la vuelta a su traje de calle y ha quedao como nuevo.
Vuelvo la cabeza y veo detrás a Raquel, mi hermana, a la que le cuento to, y con la que me río tanto. Le cuento hasta las cosas que hacemos mi Antonio y yo. También decimos verdulerías de las gordas, y damos tantas carcajás que un día nos vamos a caer patrás. Nos llevamos tan bien… Pero hay gente que hay que ver. Isabel, la niñera, estás siempre que si mi hermana y el Antonio esto, que si lo otro, que si el Antonio en cuanto deja el coche en la cochera va derecho a buscar a mi hermana… Y venga, y dale . Hay que ver lo mal pensá que es.
Isabel.
La boa astao bien. Pero yo piensa que piensa. No me lo puedo quitar de la cabeza. Ayer los niños se despertaron antes de lo normal, así que bajé a la cocina a decirle a Sara que adelantara el desayuno. La dejé con sus cacerolas y fui a dar los buenos días a los señores que estaban desayunando en el comedor. Cogí luego el pasillo para ir a la escalera, y al pasar al lado del dormitorio de los señores oí ¡bendito sea el señor! lo que nunca hubiera querido hoy. Sin hacer ruido entré en la habitación, y allí estaban los dos: la Raquel y el Antonio ¡Liaos en la cama de los señores! Me santigüé dos veces. Y esta Sara, esta alma de cántaro, en la inopia.
Raquel
Ya casaos. Pero no me importa. Pa nosotros va a seguir to igual. Ayer, cuando los señores se levantaron, me fui derecha a arreglar el dormitorio. Estaba haciendo la cama cuando se presentó el Antonio. No lo pensamos dos veces ¡Tenía unas ganas que me pillara! Lo siento por Sara, pero yo lo quería pa mí y ella me lo quitó. Porque se quedó preñá. No por otra cosa.
Sara.
Los señores nos han dado el día libre, a mi Antonio y a mí. Ya en nuestra habitación nos hemos achuchao y revolcón pacá y revolcón pallá ¡Cómo lo hemos pasao! Se le ve más enamorao… ¡Lo que se ha perdido mi hermana! ¡Con lo que a ella le gustaba! Pero la pobre se ha conformao. Nos llevamos tan bien...
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