Alma y coraje, con su perenne sonrisa

Por Mbbp
jun
19
2016 actualidad // Coaching personal // Miguel Benavent de B. // Opinión

ALMA Y CORAJE, CON SU PERENNE SONRISA

Escrito por Miguel Benavent de B.   Sin comentarios

Una llamada en un día cualquiera. “Tu madre me ha dicho que debía hablar contigo, pero no tengo ni idea para qué”, me dijo con su eterna sonrisa en los labios. Nada extraño viniendo de mi madre, si no fuera porque mi madre había fallecido un par de años antes. Así empezó mi gran aventura con ella…

Habíamos hablado antes, en algún acontecimiento familiar o de negocios. Tenía 63 años y su trayectoria vital había sido intensa. Fue una mujer emprendedora, valiente y una gran madre protectora, pero de las que muestra el orgullo de serlo sin interferir en la vida de sus hijos. Luchadora incansable “ayudaré a los que sufren como yo, mientras me quede un soplo de aire en mis pulmones, Dios me ayuda en ello”. Y así lo hizo, a pesar de padecer tres atroces enfermedades que van asociadas, como son la Sensibilidad Química Múltiple (SQM), Fatiga Crónica y Fibromialgia, a las que se le sumó el cáncer hace un par de años. “Le quedan 2 meses de vida, como mucho” le dijo la doctora, dos años antes. Sonrió “Miguel, no me puedo ir de aquí hasta que haya cumplido mi misión de ayudar a quienes padecen esta enfermedad y sin haber conocido a mi primer nieto”. Y así lo hizo.

Durante unos 5 años de sufrimiento silencioso, pero siempre con una sonrisa, investigó cuanto pudo (de hecho, hizo la carrera de nutrición, pues consideraba que la alimentación era una de las causas de nuestra mala salud), escribió varios libros sobre su enfermedad y cómo llevarla con dignidad en el día a día. Dio conferencias sobre ello, a pesar del gran esfuerzo que le suponía físicamente. Increpó al President de la Generalitat en un acto público, pidiéndole que se tomaran medidas urgentes ante estas enfermedades, creando un centro de atención sanitaria especializado -y pionero en España- en ellas. Nuestro último proyecto era crear unas cápsulas de vídeo informativas de unos 5 minutos de duración para explicar diferentes aspectos para mejorar en la vida cotidiana de quien padece un cáncer, desde cómo vestirse elegante, qué comer o cómo llevar una vida social, aspectos éstos que desatiende la medicina y la sociedad. “O el cáncer te domina o lo dominas tú a él”, me decía con su sonrisa en los labios.

Iba a misa a diario, así como al gimnasio, donde nadaba. No creía demasiado en la medicina convencional, por lo que paralelamente a su tratamiento de radio y quimioterapia, se hacía inyectar dosis de vitamina C, pues estaba convencida que eso le ayudaba. De hecho, luchó contra el cáncer más de dos años, a pesar del error diagnóstico que le sentenciaba a morir en un par de meses. Le propusieron una operación, que rechazó de plano “Ud infórmeme de qué puede hacer la medicina por mí, pero yo decido sobre mi vida” le contestó a la Oncóloga que le trataba. Se expuso a la quimioterapia intrusiva y desproporcionada, sin perder su sonrisa, a pesar de que le dejaba maltrecha, debido a la SQM que padecía. Pero luchó y supo alegrar a las personas que formamos parte de su vida…

Conocer a una persona que lleva con dignidad y buen humor doce tumores malignos en su cuerpo no es algo que te pase cada día. Y que, intentando ayudarle con unas reuniones maratonianas y periódicas de “coaching para la vida” y que te ayude más a ti que a ella misma, es algo especial y mágico. Que te proponga una y otra vez que le ayudes a llevar adelante su proyecto de ayudar a los demás, a publicar alguno de sus libros escritos durante su larga enfermedad o a preparar una conferencia que le habían pedido, es algo que te hace pensar y que irremediablemente te cambia por dentro la vida. Así era ella.

Me enseñó a amar la vida y a aceptarla tal como viene, sin un reproche, siempre con buen humor y una sonrisa en los labios. Me enseñó a tener fe en la vida, en Dios o como quieras llamarle. Me enseñó que todo pasa como y cuando tiene que pasar. Me enseñó que, en algunos momentos, la vida es un bien escaso que hay que cuidar y vivir a cada segundo. Seguramente ella empezó a hacerlo en cuanto contrajo su enfermedad, pero se convirtió en el personaje de su barrio animando a las personas que sufrían como ella misma. “Aún estoy aquí” ponía en el forro interior del gorro que llevaba para tapar su cabeza despojada de pelo por el tratamiento de quimioterapia. Sonreía y sonreía una vez más, aunque los que la quisimos sabíamos que el sufrimiento iba por dentro. Eso es coraje y no lo que explican los libros. Coraje hasta el final y siempre con su perenne sonrisa en los labios y esa mágica y especial capacidad de brindarte su ayuda en cualquier momento y ante cualquier dificultad que tuvieras.

Anteayer se fue su cuerpo, pero nos dejó su Alma firme y su coraje, con una sonrisa, todo lo que escribió para ayudar a los demás y todo lo que vivió y amó, perpetuado hoy en sus dos amados hijos y su marido. Ojalá sepamos como ella perpetuar su sonrisa y su buen humor, haciéndolos nuestros, durante toda nuestra vida! Gracias por habernos regalado el privilegio de nuestra amistad y amor, contigo, Lines!