Almazara señoríos de relleu

Por Jose Diego Ortega. Marevinum


EL EXTRACTO MEDITERRÁNEO EN UN ZUMO DE ACEITUNAS
  
   El pasado 7 de noviembre, los socios de ASPA decidieron estrenar la temporada pre-invernal y desafiar los primeros fríos y la lluvia para dirigirse a la montaña alicantina, en concreto a la pintoresca población de Relleu, enclavada en pleno corazón de la Marina Baixa. Allí, a escasos kilómetros de la costa, tanto el clima como el paisaje giran vertiginosamente del árido ocre litoral, al comedido verde del más recio paisaje de sierra mediterráneo.
   En la partida “El Teuladí” se encuentra la masía que alberga la almazara “Señoríos de Relleu”, cuyos olivares ocupan 60 hectáreas de las 90 con que cuenta la propiedad. Dividida en tres parcelas separadas: El Teuladí, La Intermedia y Fontcars. Cada una de las fincas presenta sus características propias, pasando de los olivos centenarios (ya casi milenarios) del Hondo del Foncars a las recientes plantaciones de arbequina de La Intermedia, que cuentan con un par de años de vida.
   Respecto a las características del olivar, destacar que se mueve en torno a los 429 metros sobre el nivel del mar y con excepción de los olivos centenarios y las nuevas arbequinas, cuenta con riego asistido que hace que un olivo de unos 8 años de edad esté dando 30 kilogramos de aceituna, mientras que los más viejos dan unos 150 kilos en régimen de secano.
   De paseo por las tres fincas, acompañados por Hugo Quintanilla, ingeniero agrónomo y alma máter del proyecto, se pudieron ver las distintas variedades con que cuenta la propiedad y las técnicas de poda y recolección, destacando la inmediatez con que se lleva la aceituna al molino, evitando que transcurran más de 8 horas desde la recogida a la molturación, con lo que la frescura y ausencia de defectos tales como el “atrojado” quedan garantizadas. La cosecha la comenzaron a mediados de octubre, siendo los primeros de la zona y la piensan terminar a principios de diciembre, cuando algunos todavía no la habrán comenzado.
   En este momento hay plantados olivos de las variedades alfafarenca, changlot real, manzanilla de Villalonga, empeltre, genovesa, picual y arbeqina, siendo estas dos últimas las que no son autóctonas de la sierra alicantina, ya que proviene de Jaén y Lérida respectivamente, aunque ya están extendidas incluso a nivel mundial.
   Ya de regreso a la masía, pudieron observar todo el proceso de obtención de aceite, desde su descarga manual en capachos a la tolva, hasta el trasiego final a los 10 depósitos de 1.700 litros con que cuentan, donde Hugo almacena por separado las variedades y las parcelas para después llevar a cabo el ensamblaje final. Destacar el reducido tamaño de las instalaciones, que no está reñido con la modernidad y automatización completa del proceso. La molienda se hace en frío para obtener la mayor cantidad y calidad de aromas. La legislación considera el proceso “en frío” por debajo de los 26ºC y aquí se procesa a 20ºC, con lo que la calidad aumenta. Por el momento la marca no comercializa aceites monovarietales. En un futuro próximo podremos disfrutar de un AOVE de arbequina cuando los plantones tengan la edad suficiente (en 4 ó 5 años ya los consideran productivos) y quizá se decidan a ofrecer una edición limitada de alguna variedad autóctona.

   En cuanto a producción, nos movemos en cifras totalmente familiares, con una producción limitada a 15 mil litros anuales, o lo que es lo mismo, 30 mil botellitas de 50 cl. que es el tamaño que se comercializa. Tomando prestada la terminología del vino, nos encontramos ante un “aceite de garaje”, aunque trasladado al mundo oleícola no suena tan bien, dadas las connotaciones automovilísticas que conlleva. Mejor definirlo como una almazara boutique. De aquí a unos años se espera aumentar la producción a 60 mil litros cuando todo lo plantado produzca a pleno rendimiento (ahora hay 20 hectáreas improductivas). Del diseño, presentación y etiquetado de la botella, aunque es correcto y actual (quizá peque algo de estandarizado e impersonal), no destacaremos nada más, ya que según Eduardo, responsable de marketing, en breve se le va a dar un cambio de imagen completo y radical que por ahora mantienen en secreto.
En la sala de catas se pudieron analizar cinco muestras en exclusiva:
- Un aceite procedente de los olivos centenarios, con alfafarenca, manzanilla de Villalonga, chlanglot real y empeltre.
- Uno perteneciente al primer día de cosecha, obtenido el 24 de octubre, con arbequina y changlot real.
- Otro monovarietal de manzanilla de Villalonga.
- Un aceite turbio procedente de la molienda de ese mismo día, con manzanilla de Villalonga, changlot real y alfafarenca.
- También se pudo catar el aceite “ensamblado” de la cosecha 2.010, con una acidez de 0,1º, que ha ganado diversos premios internacionales este año, situándolo dentro de los 20 mejores del mundo (Grand Prestige Gold) en el concurso Terraolivo 2.011 celebrado en Israel o la medalla de oro en Los Angeles International Extra Olive Oil Competition, de Estados Unidos.

   En conjunto la cata fue una experiencia gustativa y sensorial de lo más interesante, que se llevó a cabo en solitario en una primera fase, después combinada en una segunda fase con alimentos pensados para extraer las cualidades de cada aceite (distintos tipos de patatas cocidas, diversos panes y tres tipos de tomates ecológicos, así como una crema de espárragos) y en una fase final, más lúdica, maridando los aceites con embutidos, quesos y especialidades de la zona.

   En definitiva, la almazara señoríos de Relleu se presenta como un proyecto con un gran valor ecológico, tanto de conservación y repoblación de la zona, como de extracción respetuosa con el medio ambiente, que tiene un futuro prometedor al haber entrado por la puerta grande en el segmento de los aceites de oliva de calidad Premium con tan sólo un año de vida. Esperemos que el aumento de producción no vaya en detrimento de la calidad y que nos sigan ofreciendo esta verdadera joya de la gastronomía mediterránea alicantina durante muchos años. Dará que hablar.