Almedinilla, Beatricia, y el Wasqha Festival VI edición

Por Majelola @majelola

Entre montes, grandes peñascos y olivares, nos acogió Almedinilla recién llegados desde Madrid, con una pequeña escala en Priego de Córdoba donde teníamos el hotel. José Manuel Muñoz Serrano me animó a participar, y la organización estuvo de acuerdo. Además de vestir a Beatricia otra vez de gala para ser presentada ante el público una vez más, el aliciente de poder conocer al fin en persona a mi amigo escritor, convertía este viaje en algo doblemente atractivo.

Paco y yo no solo quedamos impresionados por la belleza del lugar, sino también por sus gentes y por la increíble vida cultural que mantiene esta población, envidia de otras con más perímetro y habitantes. Y no de cualquier clase, pues hemos contemplado muestras de arte clásico y cultura de vanguardia que no desmerecen en nada de las que pueden verse en las grandes capitales.

El mismo viernes, nada más llegar, asistimos a la presentación conjunta de una serie de artistas plásticos, entre la muestra se encontraban los dibujos de José Manuel Muñoz, que el día anterior había presentado en la Biblioteca Municipal su última obra: En días de cielo gris. Me la traje dedicada, por supuesto, y con él se quedó, también dedicada, Por Caridad. Tanto José Manuel como los demás artistas que exponían, fueron presentando sus trabajos, muchos de ellos bellísimos, y otros, que no buscaban primordialmente la belleza, interesantes. Y después nos fuimos a tomar una cerveza hasta la hora del espectáculo inaugural, que nos volvió a sorprender con la performance de Tarha Erena, poeta, escritora y actriz, y el buen hacer interpretativo de Laquerencia Producciones y su obra ¿De qué viven los artistas?

El sábado a las 12h estábamos en la Biblioteca Municipal José Manuel, que me presentaría, Paco, y yo con Beatricia y dos personas más. A las 12,05 ya pensaba en ir al bar de al lado a contarles a los dos únicos asistentes lo del libro tomándonos una cerveza, pero a eso de las 12,10 empezó a llegar más gente. Así que a las 12,15 empezamos ya con una audiencia aceptable. Luego fueron llegando algunas personas más, entre ellas, el concejal de educación y cultura, que luego se quedó con cuatro libros míos para el ayuntamiento. No sé si lo hice, pero debí felicitarle por su labor, visto lo que había visto, y oído lo que había oído de labios de José Manuel. En general todo el mundo fue verdaderamente encantador y atento, desde el concejal, Francisco Vicente Jurado, pasando por los organizadores del festival, ellas y ellos, hasta los periodistas encargados de cubrir el evento: Mari Ángeles y Manolo, como se presentaron ellos. Simpatía y profesión no les falta. Me dijeron que el alcalde tenía previsto venir a la presentación, pero una rotura importante en la canalización del agua se lo impidió. José Manuel me cuenta que su alcalde es una persona muy comprometida con su tarea y que siempre intenta estar donde se le necesita. Celebro escuchar hablar bien de algunos políticos, y me devuelve la fe en que haya muchos así.

Terminada la presentación los asistentes aplauden y dicen alegrarse de haber acudido. Algunos manifiestan su sorpresa ante algunas partes de mi exposición. Claro... es innegable que Beatricia desmonta varios mitos sobre las emociones y ofrece una doble lectura al lector inquieto. Después de la firma José Manuel nos hizo de guía turístico y nos enseñó algunos de los rincones más espectaculares Almedinilla. Pronto nos dimos cuenta de que hollábamos un lugar privilegiado: bello es decir poco. Y sosegado. Ahora entiendo un poco mejor el origen del carácter pacífico, dulce e inspirado de José Manuel.

Tras una comida tardía pero suculenta, en El Bodegón, hicimos un poco más de turismo, esta vez a la Villa Romana, yacimientos encontrados al hacer una carretera, y cuyo admirable estado de conservación permite hacerse una idea muy aproximada de la vida cotidiana de sus moradores. Luego vuelta a la Casa de Cultura, grabo una pequeña introducción a Beatricia para la web del festival y nos despedimos de todos, especialmente de mi amigo escritor.

Al día siguiente Paco y yo nos dimos un paseo por Priego, y después nos acercamos a Córdoba para visitar de nuevo la Mezquita y el casco histórico de una ciudad increíblemente hermosa. Ya en la autopista pienso en lo mucho que este viaje ha merecido la pena. Vuelvo feliz.