Alone in the Dark: los polígonos del terror

Publicado el 28 junio 2010 por Queplanetageneroso

Rebuscando entre viejos documentos de word para corroborar no haber escrito ninguna entrada que s eme haya pasado de largo (y, ya que estamos, para sortear cierta sequía creativa) encontré una notita que escribí hace tiempo sobre uno de mis videojuegos preferidos de la infancia. La idea era publicarla en una buena revista de videojuegos que lamentablemente no prosperó, pero dado que la nota llegó a hacerse, esta será su última morada.

No siempre la finalidad del suspenso es dar miedo. A veces genera ambientes opresivos y climas tensos, pero otras tantas se juega por asustar. Si sale bien, se obtiene un producto que puede ser magnífico, pero si no es efectivo puede hundir completamente al producto. Alone in The Dark fue un videojuego producido en 1992 y que se jugó a dar miedo.

Se convirtió en una saga muy respetada por los gamers tanto por su calidad individual como por el género que popularizó: el survival horror. Juegos posteriores lo harían crecer, convirtiéndose en la categoría que conglomera a mitos como el Silent Hill y Resident Evil. Pero todo comenzó como un prototipo creado por Frédérick Raynal en la parte técnica y Didier Chanfray en lo estético.

Al principio era sólo un hombre caminando por un desván. Con el tiempo se convirtió en la primera escena en que Edward Carnby se internaba en la mansión Derceto. Había nacido el primer juego de Alone In The Dark, que bajo la firma de Infogrames, dio al mundo uno de los videojuegos con más carga de suspenso que se recuerden.

Infogrames comenzó a interesarse en el proyecto (primero llamado “In the Dark”), cuando Raynal y Chanfray ya le habían dado bastante forma. Basados en los relatos de H.P. Lovecraft, buscaban crear un juego oscuro, con escenas terroríficas y cierta dosis de mitología fantástica. Así crearon al protagonista llamado Edward Carnby, un detective privado interesado en los casos paranormales.

La historia del primer juego de la saga comienza cuando esta mezcla entre Sherlock Holmes y Fox Mulder de los años ’20 recibe un caso inquietante. El primo de su colega, Emily Hartwood (que también puede ser manejada en el juego), acaba de suicidarse en su oscura casa de Loisiana, a la que  todos apodan Mansión Derceto. Naturalmente, corren rumores de maldición y visiones demoníacas, pero Carnby no escucha advertencias y, por una suma razonable de dinero, acepta visitar la casa y buscar una carta que el finado Jeremy habría dejado dentro de un piano.

En una introducción con ribetes fílmicos, Carnby se sube a su Citröen verde y viaja a la misteriosa mansión. Observado desde una ventana por un ser del que sólo vemos manos delgadas y de uñas largas, Carnby ingresa a la casa y comienza a recorrerla. El juego se inicia con el personaje en el desván. El objetivo es simple: escapar con vida de Derceto.

El primer motivo para pensar que Carnby se pasó de curioso entra en escena cuando un demonio atraviesa la ventana yataca al personaje. Pocos segundos después, un zombie abre una puerta trampa y derrumba a los golpes el escepticismo del detective. Alone in The Dark I se identifica por tener escenas de

intranquilidad continua. Aunque los enemigos no son tantos como en otros juegos, aparecen en momentos muy diversos. No hace falta que el protagonista abra una puerta, simplemente puede estar revisando una biblioteca y que un monstruo mítico lo ataque por la espalda o querer bajar una escalera y que un monstruo le corte el paso.

Se trata de un juego complejo. No siempre es fácil descubrir qué hacer para seguir camino. Aunque no llega a la complejidad de una aventura gráfica, sus Puzzles requieren una buena capacidad de deducción. Si se tienen todos los ítems, es posible continuar, pero hay que encontrar cómo y cuando usarlos correctamente. Sin ser hostil, el Alone in The Dark no se deja domar por cualquiera.

Una de las mayores revoluciones del juego fueron los hoy anticuado gráficos. Aunque actualmente parezcan personajes planos y poco logrados, si se los sitúa en los inicios de la década del noventa resultan sorprendentemente complejos, así como la calidad de los escenarios. El juego estaba íntegramente diseñado en 3D, sus complejos controles permitían ver al personaje desde diferentes ángulos y los movimientos tanto humanos como de criaturas demoníacas resultaban suaves y dinámicos. Hoy por hoy, está claro que Alone in The Dark resulta un poco chocante a la vista, pero es innegable que la solidez de su historia sigue siendo el punto más fuerte.

Alone In The Dark traía, además, un juego extra. Su título era “Jack in the dark” y tomaba el mismo estilo del juego padre, pero en una historia más simple. Contaba cómo la pequeña Grace Sunders queda atrapada en una juguetería durante la Noche de Brujas. No tarda en notar que los objetos inanimados que la rodean no son tan inocentes como ella misma. Los puzzles de este juego eran bastante más sencillos de resolver, pero su brevedad incluso lo hacía más vertiginoso. Las amenazas a Grace no podían destruirse a puñetazos, como sí pasaba en Alone in The Dark, sino forzando todavía más la imaginación. Como broche de oro, Grace debe rescatar a alguien mucho más importante para los chicos que las damiselas en peligro: Papá Noel.

No hay uno sin dos, ni dos sin tres, ni…

Como pasa en muchas sagas, la primera secuela intentó diferenciarse de su predecesora y no dio muy buenos resultados. Mientras los realizadores querían un juego en la fuerte línea de suspenso que había sellado la primera entrega, los ejecutivos de Infogrames buscaban un juego con más acción. Disconformes con este volantazo narrativo, buena parte de los creativos que habían proyectado el primer juego, renunciaron a Infogrames y formaron su propia productora de nombre Adeline Software International, que en 1997 fue absorvida por Sega.

De esta forma, el Alone in The Dark II (1993), aunque tenía un argumento compatible con el primer juego, no tenía mucho que ver en otros sentidos. La historia volvía a centrarse en Ed Carnby que tras el triunfo en Mansión Derceto había recibido otro caso relacionado con lo paranormal. Su amigo Striker le pedía que investigara el secuestro de su hija, nada menos que Grace Sunders (la protagonista de Jack in The Dark). Para buscar pistas, Carnby se trasladaba a la finca Hell´s Kitchen y así llegaba hasta nada menos que Jack el Tuerto como secuestrador de la nena.

Desde el principio, Alone In The Dark II se perfiló como un juego típicamente de acción, con muchos menos Puzzles y una casi nula ambientación de suspenso. Aunque sus gráficos supusieron otro avance importante, la historia dejó con gusto a poco luego de la revolución generada por su juego madre. Para la tercera entrega, los realizadores tenían algo claro: era preciso volver a los orígenes.

Para esto, Alone In The Dark III (1994) se situó en uno de los ambientes norteamericanos por excelencia: el lejano Oeste. Pero, está claro, para que fuera un juego verdaderamente merecedor de pertenecer a la saga, no debía tener cowboys vivos. En esta oportunidad la motivación de Carnby era encontrar a todo un equipo de rodaje cinematográfico cuya desaparición misteriosa había tenido lugar en Slaugther Culch, un desolado pueblito de California donde filmaban una película de vaqueros. Aunque Carnby había prometido no volver a tomar un caso que lo llevara a intimar con zombies, descubriría que su amiga Emily Hartwood estaba entre la lista de desaparecidos.

Como siempre, Carnby empieza queriendo hacer una simple visita al lugar, pero ya es la tercera vez que sus recorridos voyeuristas se convierten en persecuciones y tiroteos con monstruos. Por empezar, el puente que lo comunica con la civilización es dinamitado en cuanto pone en un pie en el lugar y las cosas no mejoran cuando ingresa al Saloon y encuentra las primeras pistas de los cineastas desaparecidos.

De los tres juegos, éste último es probablemente el más ambicioso. Los gráficos habían llegado a un nivel de complejidad importante y esta historia se animó a incluir a su ya diverso abanico de personajes, la presencia de magia voodoo e incluso la muerte y reencarnación de Carnby… bajo la forma de un puma. Más allá de estos ciertos delices, la historia retomaba mucho más la trama aventurera por sobre la acción y disparos. Los puzzles eran nuevamente complejos y los enemigos asaltan la escena en momentos imprevistos.

Aunque la trilogía clásica de Alone in the Dark fijó un antes y un después en la historia de los videojuegos en general y del Survival Horror en particular, pasó mucho tiempo hasta la presentación de un título más actual. Recién en 2001, Infogrames lanzó Alone in the Dark: The New Nightmare.

Que la Fuerza los acompañe!

=Malena=