Vettel celebra su tercer triunfo del curso en Suzuka -EFE.
Cuando las cámaras de televisión se centran en el detalle de un dedo índice que va de un sitio para otro no hay dudas: acaba de ganar Sebastian Vettel (Heppenheim, Alemania, 1987). Es su celebración predilecta, la forma más gráfica de decir que, efectivamente, ha sido el número uno. O quizás sea por su obsesión por los rituales y las supersticiones, pues Vettel bautiza a sus monoplazas para que no le den mala suerte. Al Toro Rosso de 2008 le puso Julie, al Red Bull de 2009 Kate, nombre que cambió a Kate’s Dirty Sister (la hermana sucia de Kate) después de un accidente con Robert Kubica en la carrera inaugural. Este curso el alemán pilota el Luscicus Liz (deliciosa o seductora Liz, un guiño a su mujer), con el que festejó en el GP de Japón el tercer triunfo del curso tras Malasia y Valencia. Una victoria sin discusión, formalizada en la calificación y reafirmada en carrera, para que Vettel recortase a 14 puntos la desventaja con respecto al líder, su compañero Mark Webber, segundo en Suzuka, para completar el tercer doblete de Red Bull en 2010. Fernando Alonso consiguió “lo máximo” a lo que podía aspirar, el tercer puesto, en un terreno tan favorable a los monoplazas diseñado por Adrian Newey. Alonso también se queda a 14 puntos a falta de tres carreras: Corea, Brasil y Abu Dabi. Más rezagados, a 28 y 31 puntos, respectivamente, los dos McLaren, de Jenson Button y Lewis Hamilton, cuarto y quinto en Japón.Alonso tiene muy buenos recuerdos del circuito de Suzuka, pues en 2008 logró su último triunfo con Renault, la escudería con la que se proclamó dos veces campeón del mundo. La última, en 2006, casi se decidió en Japón. Hace cuatro años y dos días casi Michael Schumacher rompió el motor de su Ferrari y el piloto español ganó la carrera. Esta vez completó el podio para ser el principal rival de los dos Red Bull: “Me he acercado, pero nunca he tenido opciones de intentar un adelantamiento”. Alonso estuvo casi siempre solo, sin opciones de mejorar la tercera plaza ni de perderla.
Una salida muy accidentada
Quien se quedó como empezó fue Vettel, que como en Singapur cambió los neumáticos en la misma vuelta que Alonso (25ª con tiempos casi exactos, 21’9 y 21’705, respectivamente) y por fin ganó una carrera en la que partía con el mejor tiempo de la calificación, montada cinco horas antes de la prueba porque el sábado la lluvia lo había hecho imposible. El alemán logró su octavo pole del curso en un circuito que tiene precisamente forma de ocho mal dibujado, delgado y estirado, y mejor condicionado que otras veces, ya que el 60% del trazado había sido asfaltado de nuevo. Algo que no impidió que se sucedieran los errores en una accidentada salida. Lucas Di Grassi vio como simple espectador, después del trompazo que se dio antes de la prueba y cuatro pilotos más ni tan siquiera pudieron completar el primer giro. Vitaly Petrov adelantó a Nico Hulkenberg y ambos se estamparon, como Felipe Massa con Vitantonio Luizzi. Felipinho se esforzó en defender la posición y los dos monoplazas acabaron fuera del trazado. Una situación que requirió la entrada del coche de seguridad, con Hamilton rodando ya sexto después de una salida prodigiosa en la que avanzó dos puestos.
Aunque sin duda el mal fario fue para Robert Kubica, colocado tercero por delante de Alonso en la salida, y al que se le salió el neumático trasero derecho en la segunda. El piloto de Renault puso cara de circunstancias cuando una periodista se sorprendió porque se hubiese retirado “¡sólo!” por el percance de la rueda. Tampoco pudieron acabar Adrian Sutil, que rompió el motor y dejó a su paso una nueve de humo, y Nico Rosberg, al que se le salió la rueda trasera izquierda. Su compañero Schumacher respiró de alivio y le arrebató el sexto puesto. Schumi está advertido por Mercedes: si el año que viene no mejora los resultados de su compatriota perderá el volante.
Mejor sintonía hay en McLaren, pese a rodar lejos de los tres del podio. Hamilton y su equipo comprendieron que después de dos abandonos consecutivos el campeón de 2008 no podía arriesgar más y no puso problemas a su compañero Button –había salido con duros a diferencia de sus competidores, pero la estrategia no le benefició– para que le adelantase por el interior, sobre todo porque Hamilton rodaba mucho más lento por haber perder la tercera velocidad en su cambio de marchas. Cambiar le había supuesto perder por sanción cinco posiciones en el podio. Sus declaraciones –“ha sido un mal fin de semana”– son más que comprensibles. Como la frustración de Jaume Alguersuari de perder la décima plaza con respecto al otro piloto de Toro Rosso, Sebastien Buemi. En una jornada resumida por el diálogo entre Alonso y su equipo a través de la radio. “(Sobre los Red Bull) no van muy, muy rápido”, le dijeron, “Fernando, da el máximo”. “Ya lo estoy dando todo”, replicó Alonso.