Alonso celebra su tercera victoria en Bahréin -EFE.
Los deportistas suelen coincidir en que no hay sensación que aúne más adrenalina que volver a lo más alto después de tiempos difíciles en los que los objetivos han sido otros. Desde su salida de McLaren, Fernando Alonso (Oviedo, 1981) veía a los mejores con cierta nostalgia y aseguraba que caía mejor entre sus compatriotas porque ya no ganaba. El piloto asturiano aguantó con paciencia y se olvidó de las declaraciones estridentes de antaño para referirse al rendimiento del R28 y el R29, los dos monoplazas de Renault que a los que se subió en 2008 y 2009. Con el primero Alonso al menos se convirtió en el mejor piloto del tramo final y ganó el polémico GP de Singapur y el siguiente, el de Japón, ambos en los últimos coletazos del curso 2008. Con el R29, en cambio, volvió a sus inicios, pues obtuvo el segundo registro de su carrera con 26 puntos, una marca sólo superada por su debut en 2001 con Minardi, cerrado sin puntos. El fin del calvario de Alonso empezó en el mismo momento en el que concretó su pase a Ferrari, probablemente la noticia más esperada (y pronosticada) de la última década. Un acuerdo que ilusionó a ambas partes, pues la escudería de Il Cavallino Rampante necesitaba un fichaje de relumbrón tras dos años sin el Mundial de pilotos y las exquisiteces de Kimi Raikkonen. Y el estreno con Ferrari no pudo ser mejor: en la primera carrera del curso, en el GP de Bahréin, Alonso logró el triunfo con el F60, algo que sólo habían conseguido Mario Andretti (1971), Nigel Mansell (1989) y, curiosamente, Raikkonen (2007). Un logro que comenzó en la segunda curva de la primera vuelta, cuando adelantó por el interior y la parte limpia a su compañero Felipe Massa, segundo en su retorno a la competición tras el grave accidente de Hungría de julio que a punto estuvo de costarle la vida. Una lección de vida que ha quedado minimizada para muchos por la eclosión de Alonso.
No conseguía Ferrari hacer un doblete desde el GP de Francia del 22 de junio de 2008, cuando Raikkonen ocupó la segunda posición y ganó Massa. En el circuito de Bahréin Felipinho, ganador en 2007 y 2008, no supo cerrar el ataque de Alonso, que dejó claro que lo intentó porque no lo vio un riesgo. Al asturiano le quedaba sólo por delante Sebastian Vettel, el hombre pole, al que acabó adelantando por un problema eléctrico en su Red Bull. Contratiempo que hizo que el alemán –“vi que perdía potencia y pensé que había roto algo”– no pudiese impedir ser sobrepasado también por el propio Massa y por Lewis Hamilton, tercero. Vettel tuvo que conformarse con la cuarta posición, “12 puntos que nos ayudarán en el campeonato”.
La lucha de Schumacher y Button
Como Massa, aunque por otros motivos, Michael Schumacher y Pedro Martínez de la Rosa también regresaron a la competición. Ambos no estaban en la parrilla desde el GP de Brasil de 2006. Al contrario de lo que se suele decir, el heptacampeón no se retiró esa temporada no por verse inferior a Alonso –finalmente campeón–, sino por cansarse de la rutina. Schumacher anunció su retirada en Monza, cuando aún tenía opciones de conseguir su octava corona. Un objetivo al que le gustaría aspirar en su retorno al Mundial bajo la dirección de Ross Brawn, su mentor y el gran responsable de que Jenson Button tuviese el mejor coche del año pasado y ganase el título. El británico intentó, sin éxito, quitarle la séptima posición al alemán en un circuito en el que el año pasado logró su tercera victoria de la temporada (ganó seis de las siete primeras).
Menos gratificante fue la vuelta para De la Rosa, ejemplo de perseverancia y que tuvo que irse de McLaren para tener la oportunidad que merecía tras su valioso trabajo como probador. “Para mí la victoria ya está, era volver”, dijo antes de su debut con Sauber tuvo en el circuito de Bahréin, donde tuvo que abandonar por problemas hidráulicos. También acabaron antes de tiempo su compañero Kamui Kobayashi y cinco pilotos más, Vitaly Petrov (Reanult) y las dos parejas de dos de los equipos más flojos: Timo Glock y Lucas di Grassi (de Virgin, que hizo honor al nombre de su patrocinador) y Bruno Senna y Karun Chandhok, de Hispania Racing, primer equipo español de la historia y proyecto romántico de una parrilla de multimillonarios. En las dos últimas semanas acabaron por perpetrar un coche con el que no tienen más pretensión que concluir carreras. Al menos hasta el GP de España, esto es la quinta prueba.
Hispania Racing es el producto final –aunque se rumorea que podría interesar a Wolsvagen– del Campos Meta, que iba a dirigir Adrián Campos, descubridor de Alonso. Sí pudo acabar, y sin vuelta perdida con el ganador, Alguersuari, que también lo pasó muy mal las semanas que tardó Toro Rosso en confirmarle como piloto oficial para 2010. El especialista en pinchar discos del paddock –no hay cosa que más relaje y le haga desconectar a Alguersuari que la música– asegura que este curso será “otro mundo” con respecto a la temporada anterior, en la que tuvo que, sin comerlo ni beberlo, se vio pilotando un F1 por la nefasta trayectoria de Sebastien Bourdais, que había conservado su plaza en Toro Rosso por tener más apoyos publicitarios que Takuma Sato. Esta vez Alguersuari ha podido hacer una pretemporada de acorde con las exigencias de la competición, haciendo bicicleta, corriendo y siguiendo el entrenamiento específico para el cuello que le ha preparado su fisioterapeuta, Rainiero Gianotti.