Hay muchas maneras de ver fotografías. Se pueden ver haciendo una especie de turismo sedentario, de manera que paseamos nuestros ojos y la imaginación por lugares que no hemos visto en realidad. Se pueden mirar imágenes bajo el prisma del aprendizaje, incluso un poco de la envidia, admirando la técnica, el encuadre, la oportunidad de quién las realizó, intentando asimilar como uno mismo, con mucha más torpeza, puede aplicarse el cuento y efectuar algo remotamente parecido.
Y está la manera del alquiler de miradas. Esta suele ocurrir cuando conoces en persona al fotógrafo. Cuando has compartido mesa y risas, copas y paseos por las calles, en este caso de Madrid, aunque pudiera valer cualquier calle o ciudad. Ocurre cuando conoces algo de su carácter abierto a la vez que complicado, su manera de darse y de entablar conversación y hacer de un rato un momento agradable. Entonces pasa que, cuando ves sus fotos, en realidad te alquila la mirada, y puedes comprender el porqué de una foto, de una imagen determinada. Puedes descifrar la causa de un balcón, de una calle, de un paisaje. Alquilas la pregunta, el deseo, la interrupción, la mirada. Eso me ha pasado al ojear las estupendas fotos de @ferendus. Que le he alquilado la mirada. Ahora tendré que decidir cuando la devuelvo.
Comparte Cosechadel66: Facebook Google Bookmarks Twitter