Seguir vivo y coleando significa un alto riesgo para la caducidad. Traspasar cientos de semanas te puede dejar desganado, débil y exhausto, pero si no es el caso, sigues hambriento de curiosidad, porque aunque el viento del fin te ensombrezca con su cercanía, no te detiene si no te alcanza. Se puede seguir adelante, si la desgracia no es tan demoledora que impida levantarte tras su abrazo. Quien resiste, vence. Despertar un martes soleado es haber derrotado un lunes gris. Quien se preocupa demasiado del mañana, acaba ignorando el hoy. Pero quien vive todo el tiempo como si no hubiera un mañana, podría estar haciendo realidad lo que cree. Alguien dijo que elegir es la mayor de las renuncias. De precisiones están llenos los errores y de imprecisiones los aciertos. La vejez es un lugar de alta caducidad donde se reduce la capacidad de corrección. Para llegar allí medianamente bien hace falta suerte, mucha, sin tomarse todo demasiado en serio. Y si la caducidad te sorprende, que te pille en medio de una sonrisa.