Ilustración Arturo Asensio.-Hans Borli-Las llanuras son tan inmensas,la cueva tan estrecha. La angustiatraspasa como humo la mente, el corazón de estalactitade la muerte desgrana su tictac en las tinieblas.Quiero fijarel instante perdido de la vida en una líneagrabada en la piedra de las paredes de la cueva: un bisontecon los cuernos vueltos hacia el destino,un joven corzoque al alba siguió a su hembra, pero que ahoraes un montón de huesos roídos y blanquecinosen torno a la hoguera de los cazadores.Quiero pintarcon ocre, hollín y sangre, pintarla vida que jugabacomo una cervatilla por las ventosas llanurasantes de convertirse en comida, antes de quela belleza se ahogase en estómagos sin fondo.Sopla el norte. Truenaen hielos crecientes. Pero la gente está de fiesta.Satisfechas sonrisas untadas de grasa brillan al resplandordel fuego que sisea alrededor de pesados espetones,las mujeres chillancon huellas de sangre de los dedos de los cazadoressobre pechos y muslos —lejos bajo la lunalos lobos anuncian el invierno.Quiero pintarcon ocre, hollín y sangre, pintara la cervatilla que murió bailandoy muere diariamentecon un despiadado pedernal en el corazón.