Lo primero que le pasa a unos padres ante un diagnóstico de este tipo es que les embarga la incertidumbre, al menos en mi caso. El hecho de que existan muchos estereotipos y prejuicios en el tema de la superdotación no ayudan para nada, y si os encontráis en este punto, lo que os aconsejo es que os informéis al máximo de todo lo relacionado con la superdotación.
A menudo la gente comenta que educar a estos niños no es fácil. Como madre no conozco otra cosa, y a grandes rasgos, para mí ha sido tan simple como avivar una llama. La llama de la curiosidad y los intereses de mis hijos. Lo único que he hecho es dotarles de las herramientas necesarias para fomentarlos. Y ayudarles a crecer como personas. Para mí no ha sido difícil, he tenido la suerte de que me han salido unos niños emocionalmente fuertes y equilibrados, sin embargo sé de otros casos en que no ha sido así.
A pesar de ello, se han producido circunstancias con las que no ha resultado fácil enfrentarme:El desconocimiento de algunos profesores. Las excusas de otros: –Le ayudan mucho-, –Esto pasa porque los adelantáis- o –Hay que frenarlos.... - Que corten el presupuesto para la clase de ampliación. Que tus hijos acaben asumiendo y languideciendo en la escuela, se desmotiven, y pierdan el interés por aprender. Saber que te catalogan de prepotente sin conocerte. Que ante un niño encerrado en sí mismo te digan que no creen en los test. Salir del armario y dar a conocer sus capacidades y enfrentarte al dilema de una aceleración escolar. No es fácil que tus hijos sufran acoso o que escondan sus capacidades para pasar inadvertidos. Ni lo es ver la desilusión en los ojos de un niño que había puesto grandes expectativas en la educación escolar. Asumir que el sistema educativo no está hecho para tus hijos y que solo queda ir trampeando.No es fácil observar como aprenden a callar para no contradecir a un profesor que está transmitiendo una idea errónea sobre uno de sus centros de interés, no es fácil que tengan que explicar porque se saltan pasos en los problemas matemáticos, porque ellos no se dan ni cuenta. Es todo un reto enseñarles a esforzarse cuando no tienen ninguna necesidad de hacerlo. Duele que los compañeros les digan que usan palabras raras, y no compartan sus intereses, e incluso intenten rivalizar con ellos... No es fácil buscar alternativas que les motiven fuera de las aulas mientras ves como va aflojando su interés por lo académico. Ni que la gente entienda que aquel pequeño que te acaba de explicar el proceso de la metamorfosis de la ranas se sumerja de pronto en una rabieta subliminal porque ha perdido en un juego, o que las cosas les afecten mucho más que a otros niños...
Se debe ser muy consciente del hecho de que tengan mayor capacidad no significa que aprendan solos, es más, es muy fácil caer en la desmotivación, la rebeldía o el fracaso escolar. A pesar de que no ha sido un camino de rosas llegar al punto en el que estamos, no puedo obviar el hecho de que también me he encontrado con docentes implicados y capaces, a los que tengo mucho que agradecer, y que es muy importante que exista una buena relación escuela-familia.¿Acaso no es la mejor recompensa para un profesor tener un niño con ansias por aprender? ¿Se puede negar un docente a enseñar a un niño cuyo afán de conocimiento es tan vital como el comer?
Por otra parte, no hay que ocultar a los niños que tienen altas capacidades, esa es mi opción, aunque no la de todo el mundo. Estos niños se perciben a sí mismos como diferentes, sus compañeros de la misma edad los ven diferentes (aunque ello no implica que no estén integrados) y los niños han de saber por qué. Desde hace muchos años les digo que han nacido con muy buenas cartas, pero que eso no basta, que han de aprender a jugarlas, y para ello es fundamental el esfuerzo. Siguiendo a José Antonio Marina les digo que una cosa es la inteligencia y otra es el talento. La inteligencia se tiene, el talento se cultiva. Les digo que han de extraer lo mejor de sí para sacar ese talento escondido. No hay más que recordar la fabula de la liebre y la tortuga. Ante el sistema escolar es muy fácil comportarse como la liebre, y no necesariamente tienen por qué ganar la carrera, es más, si no se cuidan, esas capacidades pueden acabar perfectamente en un fracaso escolar. A medida que van avanzando cursos no han aprendido ni técnicas de estudio, ni han dedicado tiempo a estudiar... Llega un momento en que no sirve únicamente lo que han escuchado en clase, si a ello le unimos la desmotivación por años de ejercicios repetitivos, tenemos el fracaso servido en bandeja.
Así que si tenéis sospechas sobre si vuestros hijos son superdotados o de altas capacidades, mi consejo como madre es que realicéis un diagnóstico, os informéis, mantengáis buena relación con el colegio, os apuntéis a alguna asociación en la que los niños puedan interactuar con sus iguales y ver que hay muchos en su situación. A los padres, compartir experiencias también os irá muy bien.Sobre todo creer en ellos, acompañarles en sus dudas, y enseñarles a buscar respuestas, los padres no las tenemos todas. Por otra parte, no hay que centrar todas sus vidas en esa característica, porque es solo uno más de los rasgos de su personalidad. Enseñarles a aceptar su diferencia y a valorar que cada persona es diferente a las demás y que de todas las personas se puede aprender algo, que nadie es mejor ni peor, simplemente somos seres individuales. Ofrecerles estímulos diversos y variados. Observarles: cualquier cambio de humor, enuresis en los pequeños, síntomas psicosomáticos... pueden ser indicio de que hay problemas.No fomentéis la competitividad y no os olvidéis de trabajar la intolerancia al fracaso. No frenéis su curiosidad ni sus ansias de aprender. Es importante apoyarles en sus intereses, enseñarles a buscar respuestas, no poner expectativas elevadas sobre ellos, porque como padres nuestro objetivo no es que nuestros hijos sean los primeros en todo, sino que sean felices."
No, como vemos no es un camino fácil. Lo que más agradezco a Montse es el consejo de seguir avivando la llama de la curiosidad y los intereses dese casa. Darles la oportunidad de seguir creciendo y entender porqué son diferentes. Y sobre todo educarlos en la cultura del esfuerzo.Coincido con ella en que las AACC son las grandes olvidadas. Hay poca formación y poca información. Recomiendo que, a la mínima sospecha, consultéis primero con el orientador del centro y luego con el Colegio de Psicólogos de vuestra región para que os deriven a uno especializado. El tiempo es preciado, especialmente si hay complicaciones, para tratar de atajar los problemas colaterales a tiempo y salir de dudas, como decía Montse, la incertidumbre va a ser un elemento a combatir para lograr la estabilidad vuestra y de vuestro pequeños.¡Muchas gracias por haber querido formar parte de esta comunidad de Familias Diversas!