Alternativas al Erasmus en tiempos de crisis

Publicado el 08 enero 2013 por Ismaelpardo @ismael_pardo
Podría asegurar (y no me equivocaría, seguramente) que la palabra más repetida durante estos últimos años, tanto en España como en el resto del mundo, es «crisis». Es una realidad y ya nadie nos lo esconde. Podemos ver los estragos que hacen los gobiernos recortando de aquí y de aquí todos los días en las noticias. Sin embargo, puede ser que la palabra que más se repite en los estudiantes que se quieren ir de España sea «Erasmus». Y si juntan las dos no salen buenos pensamientos; al menos, no demasiado optimistas. Y en estos tiempos, en los que puede que la experiencia que el estudiante esté imaginando se vea truncada por los recortes, es recomendable manejar alternativas.
Aunque la mayoría de vosotros sabe en qué consiste el programa Erasmus, muchos otros quizás desconozcan cómo funciona este sistema de movilidad académica. El programa empezó en el año 1987, y, desde entonces, millones de estudiantes se han aprovechado de esta grandísima oportunidad, cuyos objetivos no solo incluyen la mejora de la calidad de la enseñanza superior en el viejo continente, sino que también fomenta la cooperación entre universidades y estimula la movilidad por toda Europa. A día de hoy, millones de estudiantes se han aprovechado de esta oportunidad que muchos consideran «única».
Sin embargo, los recortes a los que muchísimos gobiernos se han visto «obligados» a recurrir hacen que los objetivos de este programa se puedan ver truncados, y los sueños de muchos estudiantes, rotos. Aunque algunas universidades se han pronunciado acerca de los recortes —incluida la Universidad de Málaga, de la que soy estudiante— y aseguran que la oportunidad de irse sigue estando presente, muchos estudiantes prefieren dejar correr al Erasmus y quedarse en España.
No porque ellos no quieran estudiar fuera y vivir la experiencia que conlleva el vivir en el extranjero, sino porque saben que no hay dinero suficiente. No solo cuentan con la reducción que están sufriendo las becas, sino también con los problemas económicos que puede tener su familia. Aunque podrían trabajar en el país de destino (algo que no se sabe a ciencia cierta cuando te vas, por otra parte), algunos prefieren no correr el riesgo.
Puede que esto suene un poco desesperanzador y pesimista, pero si no podemos irnos de Erasmus, lo que hay que hacer es buscar. Descubriremos entonces que hay grandes alternativas a este gran programa de movilidad: no solo propias de las universidades, como el programa de movilidad de la Universidad de Alcalá de Henares, que incluye destinos Erasmus y estancias en Estados Unidos; sino también de los gobiernos autonómicos —como el programa PIMA, que lleva la Organización de los Estados Iberoamericanos junto a la Junta de Andalucía—, nacionales —el programa de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo— y extranjeros —como el Programa Stevenson, ofrecido por el British Council—; además de las alternativas que nos ofrecen los bancos y cajas de ahorros, en las que podemos incluir las becas Santander Iberoamérica y las que ofrece la Fundación Bancaja. También están las estancias como au-pair y de auxiliar de conversación (esta última también ofrecida por el Ministerio de Educación y Cultura).
Mi consejo, aunque no me lo voy a aplicar en mi caso por problemas económicos, es que os vayáis de Erasmus si podéis. He estado dos veces en el extranjero y las dos han sido mágicas. Han sido experiencias de las que he aprendido mucho. No solo porque me hizo crecer como persona, sino también porque me hizo querer saber más. Sin embargo, también debo añadir que no os sintáis cohibidos por aquellos que dicen que un estudiante de Traducción e Interpretación tiene que acogerse «sí o sí» al programa Erasmus. Sé de grandes traductores e intérpretes que no tuvieron la oportunidad de irse o quisieron esperar a terminar la carrera para probar suerte en el extranjero.
Os deseo la mayor de la suertes a quien se quiera (y pueda) irse de Erasmus. A los demás, espero que podáis sacar provecho de las alternativas que os he ofrecido aquí. Y si no podemos irnos, siempre nos quedarán hacer tándems y demás actividades con los Erasmus, ya que España sigue siendo uno de los destinos más atractivos para los estudiantes extranjeros.