Conviene recordar que los depósitos —al contrario que otros productos de inversión— están protegidos por el FGD (Fondo de Garantía de Depósitos); ello significa que en España se garantizan hasta 100.000 euros por depositante en cada entidad de crédito.
A pesar de que la rentabilidad de los depósitos se ha visto reducida por las instrucciones emitidas por el Banco de España (en forma de «sugerencias») para que la remuneración ofrecida no supere determinados límites, su rendimiento es superior al de otros productos de inversión seguros, como la Deuda Pública (la bajada del precio oficial del dinero y la caída de la prima de riesgo han ocasionado que el rendimiento de la deuda se encuentre en mínimos históricos).
En el caso de los depósitos, es posible acceder a un mayor rendimiento en función del importe que se vaya a invertir y de otros parámetros. Conviene, pues, visitar nuestra entidad financiera, en busca de aquellos depósitos que encajen mejor con nuestros intereses, en función de la disponibilidad que tengamos, el rendimiento que queremos obtener y la mayor o menor vinculación —en forma de otros productos— que podamos/queramos tener con la entidad. En cualquier caso, y como siempre recomiendo, antes de contratar cualquier producto, hay que tener absolutamente claro cuáles son las condiciones (plazo, comisiones de cancelación, vinculaciones, etcétera).
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