Hoy, los protagonistas de nuestro grito son los adolescentes. Y es que, recientemente una consternadora noticia llegó a nuestros oídos: resulta que la asociación Alicantina ‘Diversitat’ pro Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTBI), llevó a cabo un estudio acerca del acoso escolar sufrido por adolescentes LGTBI.
Al parecer, según el mencionado estudio, el 57% de los encuestados afirman que el acoso se inició entre los 12 y 15 años y, el 49%, lo sufrió a diario.
Y yo me pregunto, ¿quién de nosotros no ha sufrido la introspección propia de la pubertad? ¿la inseguridad? ¿la montaña rusa emocional y el estallido físico por una descontrolada cascada de hormonas? TODOS, en mayor o menor medida, porque eso es la pubertad.
Pero… ¿qué pasaría si le sumáramos a lo anterior: incomprensión, soledad, impotencia, vergüenza, rechazo hacia sí mismo…? Como resultado, al menos de este estudio, os presento el dato más preocupante: el 43% de los adolescentes encuestados pensó en suicidarse durante mucho tiempo.
Me parece alarmante que un ser que apenas ha comenzado a vivir desee quitarse la vida. Esto, además de tremendamente descabellado es de por sí una absoluta tragedia.
¿Esta es la sociedad del futuro? Si este es nuestro futuro, resulta bastante deplorable.
Cada día se hace más patente la ausencia de límites y valores entre las nuevas generaciones, sin ser conscientes de que irresponsablemente les estamos dando un revólver cargado. La omisión de inculcar valores como el respeto o la tolerancia está provocando que ni siquiera sean capaces de vivir en sociedad sin crear víctimas a su alrededor por la incapacidad de aceptar las diferencias entre individuos y su igualdad a pesar de ellas.
Fue Pitágoras quien dijo: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. ¿Qué hombres y mujeres deseamos para la sociedad del mañana? Ellos son nuestro futuro y depende de lo que hagamos hoy.
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