Amadas Hijas, En estos días hemos estado hablando de la celebración del día del Amor y la Amistad. Quisiera evitarles los nervios que ese día les produce. Es tentador decir que es una tonta celebración consumista, y que el amor y la amistad no se miden con regalos. Evitarnos pensar en qué regalos comprar, tener que gastar con la preocupación del presupuesto, y arriesgarnos a que lleguen a casa con las manos vacías. O con las manos demasiado llenas y la respectiva culpa por el contraste de quienes no recibieron. Es un día que quisiera saltarme, o al menos tratar de ejercer el control con regulaciones escolares que aseguren la equidad y la cooperación. Me aterra pensar en los corazones rotos, y la danza de emociones que despiertan tantas heridas e historias. Porque el Amor y la Amistad nada tienen de simple.
Conversando de esto con ustedes, supe que regalar es de valientes, y ustedes amadas hijas, lo son. Elegir con entusiasmo que darle a sus amigos, vencer la vergüenza para ir a comprarle a los más grandes, expresar públicamente lo que sienten sabiendo que pueden no recibir nada a cambio, exponerse al sentimiento de rechazo, a la rabia y resentimiento, poner a prueba las amistades temperamentales de la primaria, todo esto cuando el año escolar apenas empieza. Ya quisiera yo su coraje, y esa facilidad de confesar en el desayuno: mamá sería difícil que no me den nada. Aún así esperar con ganas ese día, en el que el amor tiene su celebración.
Sepan hijas, que eso que regalan con tanta autenticidad lo recibirán con creces, de maneras insospechadas, y en la medida que expresen su amor, nunca nada les hará falta. Si, quizá les duela sentirse frustradas, o sientan una herida por el rechazo de un amor no correspondido. Pero les aseguro que amar así como ustedes lo hacen, les mostrará que su valor no está determinado por otros y que el rechazo es una idea que viene de la carencia. Eso he aprendido con ustedes, amadas hijas. Darles a ustedes, me ha mostrado mi infinita abundancia, y amándolas he reconocido que las heridas no son del corazón, sino del ego. El corazón abierto por el contrario sana, y nos ayuda a reconocer eso que es inquebrantable.
Verlas regalar me conmueve profundamente. Sus regalos cargados de eso que ustedes son, surgen de su creatividad y espontaneidad. Son bellos más allá de su costo porque transmiten claramente su mensaje sin demasiadas pretensiones. No sé cuántos años más pasen, antes de que regalar para ustedes sea otra cosa. Por eso escribo estas letras, para así recordar este momento en el que entendí lo que regalar de verdad significa. Celebrar el amor nunca sobra, ni tampoco expresarlo con tanta verdad. Gracias por mostrarme esto.Regalaré cuando pueda, de esa manera. Intentaré ser más valiente. Quiero ser más generosa con mi amor y mis expresiones de cariño. Dejar de tener tanto miedo a ser vulnerable y a quedarme sin nada. Poder reconocer cuanto temo al rechazo, y aún así atreverme a dar para que otros puedan recibir eso que puedo compartir. Seguir practicando una verdad que cada vez se hace más evidente: Dar es ya en sí mismo recibir y somos infinitamente abundantes.
Gracias por todos los regalos han llegado con su existencia. Por empujarme más allá de los limites que mi mente insiste en poner.
Amadas Hijas, regalemos valientemente y celebremos todo el amor y la amistad que existe en nuestra vida.