El problema de dicho cierre no es sólo la pérdida de empleos. En el parque trabajan y viven en realidadlos refugiados de un reino mágico, llamado Maple Land. Amagi es un centro de recolección de energía mágica, emitida por los visitantes mientras se divierten, que ellos necesitan para sobrevivir. Como tal, el parque es la única forma en que los refugiados pueden mantener su existencia en el reino humano.
Para salvar el parque del cierre, Seiya es contratado por la propietaria y princesa del reino mágico, Latifah Fullanza. Deberá utilizar sus habilidades y conocimientos para lograr atraer a 500.000 visitantes en tres meses o, de lo contrario, el parque será clausurado. Una hazaña que parece imposible dada su situación ruinosa.La serie no podría tener una premisa más absurda y ridícula (no intentéis buscarle una explicación a que se ponga al frente de todo un parque de atracciones, a un adolescente con cero experiencia en negocios). Pero Shoji Gatoh estaba detrás de esta locura de idea y algo debía tener. Efectivamente, algo tiene, pero hay que pasar por unos primeros capítulos que dejan bastante que desear y hacen peligrar la serie.
Para empezar, el fanservice descarado sobra y le lastra mucho su arranque. Y aquí quiero hacer un inciso. En Free! (T2) se veían chicos casi desnudos porque ¡sorpresa!... ¡hacen natación! En cambio, en ésta serie y la inmensa mayoría que usan el
Dejando esto a un lado, la serie tarda un par de capítulos en arrancar porque no conseguimos empatizar con los personajes y tampoco se sabe cómo va a evolucionar. Si se aguanta este mal comienzo (yo diría que hasta el cuarto capítulo), llegamos a lo bueno de la serie: diversión absoluta, momentos ridículos y personajes a cada cual más disparatado. Especialmente memorables serán el de la guarida del dragón, el de la piscina y los piratas y aquel en que Seiya está enfermo. Si os gustó Full Metal Panic! Fumoffu?!, ésta es vuestra serie. Parece que el autor, tras toda la seriedad de la historia original de FMP!, quiso hacer una completa locura con la que disfrutar creando, y éste es el resultado. O al menos, ésa es la sensación que me queda tras su visionado.
De hecho, la serie es desde su mismo comienzo tal locura que no permite la introducción de dramas o temas serios. Algo hay en su recta final, pero no llega a tener intensidad. Tampoco se detiene en desarrollar a los personajes que, salvo un par de pinceladas de los pasados de Seiya y Sento, poco se tratan.
Aunque podría haber una segunda temporada, lo veo difícil y tampoco es necesaria pues aquí la serie llega a un final más que decente. De hecho, es un desenlace emocionante y que deja muy buenas sensaciones. Por eso mismo, el capítulo 13, que no deja de ser como cualquier capítulo intermedio, habría estado mucho mejor a mitad de la serie y, si os animáis a verla, os recomiendo que hagáis eso mismo y no lo dejéis para el final.
En cuanto a personajes, los mejores son las mascotas del parque. Al principio toda mi atención iba para Moffle por ser la viva imagen del Bonta de FMP!, no sólo por su apariencia sino por los guiños de fanático de las armas y las peleas. Luego, los que se llevan la palma son Tirami y Macaron, por sus puntos macarras y gamberros que tanto contrastan con su aspecto exterior. Por su parte, del lado narcisista de Seiya esperaba más gags y la combinación con Sento, el clásico personaje-robot sin casi emociones, no termina de arrancar, aunque creo que a la larga, en las novelas, funcionará mejor. El resto del elenco femenino no pasan de tópicos y estereotipos sin personalidad. Desde Latifah a las cuatro hadas elementales, pasando por las incorporaciones a mitad de serie.
Del apartado técnico, es KyoAni, nada que objetar. Quizás no haya nada que haga destacar a ésta especialmente, como en otras series, pero es una delicia visual. Y en cuanto a música, el Opening es de las canciones más pegadizas y más simpáticas de la temporada. El ending sólo sirve para enseñar a las hadas elementales con una canción muy floja, así que casi siempre me lo saltaba. Al final de cada capítulo se muestra una de las atracciones del parque, sus posibilidades y, como siempre, el problema que tienen para que no funcionen como deben.
En definitiva, Amagi Brilliant Park una serie entretenida y simpática que os sacará más de una risotada si pasáis de sus primeros capítulos, bastante más flojos. A partir del quinto, la serie se centra en el humor absurdo y no decae hasta su final, con algunos momentos realmente memorables.