Título original:
Amama
Año:
2015
Fecha de estreno:
16 de Octubre de 2015
Duración:
103 min
País:
España
Director:
Asier Altuna
Reparto:
Iraia Elias, Kandido Uranga, Klara Badiola, Ander Lipus, Manu Uranga, Amparo Badiola, Nagore Aranburu
Distribuidora:
Golem Distribución
El cine vasco tiene una especial predisposición en mostrar la constante lucha entre lo antiguo y lo moderno. En una sociedad y cultura tan marcada por sus orígenes no es de extrañar que surjan conflictos dentro del seno familiar entre individuos con distintas formas de ver el mundo y las herramientas con las que se enfrentan a él. La tradición frente a la modernidad, o lo que es lo mismo, el férreo estatismo contra la constante necesidad de cambio. ‘Amama’ aborda esta interesante pugna de una manera pausada y elegante, sin embargo, el conjunto se ve dinamitado por la inclusión de un discurso mucho más transcendental, pretencioso, innecesario y reiterativo que provoca que la magia, en detrimento de lo esperado, se pierda entre simbolismo forzados e imágenes más propias de un curso para principiantes de cine de arte y ensayo.
Un caserío en medio de un entorno rural, rodeado de un bosque en el que se realiza un ancestral ritual, sirve de escenario opresor para la colisión entre dos fuerzas con diferentes visiones de entender el pasado. Amaia, una joven que no reniega de sus orígenes pero que los transmuta para convertirlos en arte de vanguardia y adaptarlos a los nuevos tiempos, y su padre, un hombre arraigado a las costumbres más primigenias que evita a toda costa el cambio imponiendo, a través de su poder paternal, el aparentemente apacible statu quo. Entre ellos, una abuela silente que asiste impertérrita a los acontecimientos que han desembocado sus “mágicos vaticinios”.
Amaia y su lucha por despojarse de la etiqueta de oveja negra de la familia cohesiona un relato intimista que juega de manera constante con el paisaje natural que le rodea. Asier Altuna, en su tercer trabajo en el campo del cortometraje, desarrolla con destreza un conflicto paterno filial lo suficientemente interesante como para verse en la necesidad de tirar de recursos narrativos de carácter simbólico que distraen y hacen que pierda fuerza el hilo central de la historia. Estas escenas no hacen más que subrayar lo ya visto, sentenciar e intentar elevar hasta límites inabarcables una realidad mucho más mundana y dolorosa.
La inconstante aparición en el metraje de estas ínfulas estilísticas limita su efecto, quedando el resultado a medio camino entre el realismo mágico y el drama convencional. Cada secuencia parece tener un tono diferente al anterior pese a ese marcado eje vertebral que deriva del conflicto familiar, molestando más que acrecentando una plausible concreción de una realidad latente. Pese a ello y alejado de estos irritantes tics autorales, Alsina se las arregla para crear imágenes poderosas basadas en situaciones cotidianas y aprovechando al máximo el escenario del que dispone. Una lograda atmósfera, mucho más evocadora en el plano terrenal que en el místico, que se beneficia de la parquedad y concisión de los diálogos, aunque no tanto cuando aparece la solemne y didáctica voz en off.
Aunque la escenificación de la ausencia de la “amama”, ese personaje que ejemplifica los lazos familiares con los ancestros, sea imprescindible para cerrar el círculo y permitir que el resto de personajes sigan hacia adelante, el desenlace se recrea demasiado en este punto y pierde el foco de lo que nos había atrapado hasta el momento. En el plano actoral, destaca la total entrega de cada uno de los miembros del reparto, especialmente de los protagonistas, Kandido Uranga e Iraia Elias, atrayente mezcla entre Najwa Nimri y Bárbara Lennie a la que esperemos que la suerte le depare un futuro repleto de proyectos.
5/10