Dione Kelley era su última oportunidad. Ella lo sabía, y era consciente del reto que representaba su caso nada más verle por primera vez. Pero lo que no sabía era que, al curar al hombre destrozado en el que Blake se había convertido, al ayudarlo a redescubrir su fortaleza, dejaría al descubierto sus dolorosas debilidades y empezaría a sanar de sus propias heridas.
Por otro lado, Serena es la hermana de Blake y lleva dos años completamente dedicada a él, lo que está haciendo mella en su relación con Richard, amigo y compañero de éste. La aparición de Dione puede salvar este matrimonio o terminar de hundirlo.
Es el cuerpo de Blake el que está paralizado, pero es el alma de Dione la que lleva anclada en su pasado demasiados años.La novela es sencilla, en cuanto leáis el argumento os imaginaréis por dónde van y los tiros y cómo acaba sin muchos errores. La sorpresa como tal no existe en este tipo de historias por regla general, la gracia que tienen es que lleguen más o menos, que los personajes estén bien construidos y que el desarrollo merezca la pena. Y eso es lo que tiene esta novela.En las historias románticas me gusta que el amor no sea a primera vista sino que se vaya formando poco a poco. Aquí, Blake no es el hombre que era, apenas es una sombra de lo que fue. La relación es de paciente y fisioterapeuta y el lazo se irá estrechando poco a poco, el amor tarda en aparecer. Me ha gustado que antes de haber sentimientos esté la terapia, dura y exigente, que gracias a la misma se vaya formando la complicidad entre los dos y vaya dando paso a algo más.