Pero el amasado (o la falta del mismo) pueden arruinar un pan. Durante la acción mecánica del amasado se crean cadenas de gluten que a medida que se van trabajando crecen en tamaño y en resistencia. Sin entrar en detalles químicos, el amasado genera además nuevos compuestos que le dan a la masa una elasticidad añadida. Esa elasticidad hará que las burbujas de aire que se crean cuando se hornea la masa sean de mayor tamaño y más resistentes, dando lugar a un pan mucho más esponjoso. Entonces, ¿cuánto tiempo debo amasar? Pues al menos 5 minutos (sí, 5 minutos sin parar) y si se puede, pues más. Hay panaderos franceses que amasan hasta 20 minutos (en dos fases) y consiguen esas increíbles baguettes, maravillosamente ligeras.
Por cierto, lo mismo aplica al amasado cuando hacemos pasta fresca. ¡5 minutos por lo menos! Creedme, vale la pena el esfuerzo.