Parece que de vez en cuando, en todas las industrias (y tal vez en todas las empresas) alguien tiene una idea terrible y nadie es capaz de pararla. Pasó en Lucasfilms, cuando al bueno de George Lucas se le ocurrió aquello de los gungans para sus precuelas, y nadie fue capaz de decirle “no sé, George, yo no lo veo”. Pues con Spider-Man parece que pasa algo similar.
Desde hace algunos años las cabeceras del “trepamuros” parecen haber perdido todo rumbo. Mientras que otras series de Marvel cierran un arco argumental tras otro sumando etapas más o menos interesantes a sus respectivas historias, con Spider-Man vivimos un momento en el que nadie sabe exactamente qué hacer con el personaje. Y es que, desde aquel momento en el que descubrimos que los últimos años de vida del personaje (y de los lectores) no fueron más que una ilusión de Mefisto, no se da pie con bola en La Casa de las Ideas. Y es normal: ¿un lector lleva varios años invirtiendo tiempo y dinero en una serie para que luego le digan que todo ha sido algo irreal? Pues no, oigan, eso no se hace. Fue una mala idea, y a estas alturas nadie lo niega. Una situación que dejaba un GRAN problema en Marvel: ¿cómo reinventamos a Spider-Man?
El colofón de todo esto llega con el número 700 de la serie. Un momento importante para cualquier cabecera, y del que en Marvel no han sabido sacar partido. Con una película que significa un reinicio cinematográfico para el personaje, y el evento Marvel NOW! tratando (otra vez) de ser un punto de partida para nuevos lectores, Marvel decide sacrificar una de sus cabeceras más importantes.
Marvel mata a Spider-Man. Bueno, peor, Marvel mata a Peter Parker.
La peor idea del mundo.
Para empezar, no es nada nuevo. Los personajes de cómic llevan años muriendo en sus series sin que nunca pase nada. Porque… ¿Alguien duda que Peter volverá? Imagino que no… Vamos a ver cómo Marvel decide acabar con uno de sus personajes más carismáticos (y rentables).
En Marvel llevan meses preparando el final de esta historia, que supondrá, otra vez, un punto de inflexión para el personaje (el enésimo en los últimos cinco años, que se dice pronto). Para ello se elige un emblemático número 700 de la serie, número la mar de representativo. Como matar a Peter en un heroico y épico momento es algo ya muy visto, se va a rizar el rizo, haciendo que Peter Parker y el doctor Octopus intercambien personalidades, quedando uno atrapado en el cuerpo del otro. Una idea que parece sacada de aquellos cómics de DC de la Edad de Plata en los que Superman tenía cabeza de hormiga, o Batman se enamoraba del Comisario Gordon. Vamos, que a estas alturas jugar ese tipo de cartas es un atentado naif. Pero bueno, una idea loca, bien realizada, puede llevarnos aun nuevo nivel de originalidad y diversión. Ahí está ese loca maravilla de All Star Superman… Pero dejemos tranquila a DC que bastante tiene con lo suyo.
La clave del éxito de Spider-Man, y de Marvel en general, es que el verdadero protagonista de Spider-Man no era Spider-Man, si no Peter Parker. Esa es la fórmula del éxito de Marvel desde la primera aparición de Los 4 Fantásticos: el disfraz es lo de menos. Pues bien, Marvel ha decidido saltarse su propia norma de oro. No es la primera vez, pero sí que es la vez “peormente” (¿por qué no, visto lo visto?) perpetrada.
El caso es que ese número tan especial lo realizan el equipo encargado de conducir al personaje hasta ese agónico punto: Dan Slott y Humberto Ramos. Un equipo que se ha cubierto de gloria. Slott es un guionista que parece no saber a dónde quiere llevar las cosas, un guionista sin historia, que cree que narrar algo es enlazar un golpe de efecto tras otro. Y Humberto Ramos, un dibujante con el que simpatizo, es el artista menos indicado para contar esta historia. Bien, vamos a matar a Peter Parker, pero vamos a hacerlo de la forma menos épica del mundo, y además, vamos a hacer que la dibuje un desganado artista con el estilo “amerimanga” menos acertado que podamos imaginar.
Así, Peter muere atrapado en el cuerpo destrozado del Doctor Octopus (con el rediseño más horripilante que ha visto Marvel desde los tiempos de Liefeld). Y Octopus, tras una onírica revelación (metida con calzador y sin ningún tipo de sentido u oportunidad) decide dedicar su vida y talento a ser un Spider-Man mejor de lo que lo fue Parker, tras pasarse la vida delinquiendo y siendo, en definitiva, un villano.
Pues me permitirán ustedes, pero esto es UNA PUTA MIERDA.
Dicho esto, ¿qué ganas le quedan a uno de seguir leyendo aventuras de Spider-Man?
Superior Spider-Man es el momento en el que servidor dejará de leer al personaje tras treinta años de aventuras. No sólo el tebeo es un terrible punto y final para una vergonzosa y olvidable etapa del personaje. Es que, además, condena al personaje (y a los lectores) a una larga peregrinación por el desierto hasta que Peter regrese para ponerse la máscara.
Una idea similar a todo aquello de la saga del clon, pero peor, mucho peor. Cualquier aliciente que pudiera tener esa idea de Octopus siendo Spider-Man queda sepultada bajo toneladas de basura argumental mal llevada.
Marvel ha sepultado a su personaje más reconocible bajo un buen montón de capas de mierda (de nuevo, disculpen ustedes). Y lo ha hecho tan mal, de tan mala manera, que ya a uno no le quedan ni ganas ni ver por dónde irán los tiros ni cómo evolucionará el personaje.
Felicidades, Marvel: Amazing Spider-Man Vol 1 700 es la guinda de mierda (por última vez, disculpen) a la apestosa diarrea que lleva siendo la serie de Spider-Man durante los últimos años.
P.D: Sí, el número se completa con un par de historias cortas dedicadas al universo Spider-Man que no interesan a nadie y que no sirven más que para rellenar de muy mala manera las páginas extras de éste número tan especial.